Necrológica
Àngels Moreno, mi Mariángeles

Àngels Moreno Vercher / Levante-EMV
Santiago La Parra López
Àngels Moreno, mi Mariàngeles, ha pasado a vivir en la memoria de quienes tuvimos la suerte de tratarla y de quererla. Recuerdo perfectamente que la conocí siendo ambos miembros del jurado de un concurso de redacción convocado por Antena3 Radio, lo cual sugiere que hace mucho tiempo. Ella me asegura, por un pinganillo inalámbrico e invisible, que no puede ser el año que le digo porque insiste en que en esa fecha aún no había nacido. Sea como quiera, no voy a discutirlo, aquí y ahora, porque solo quiero desahogarme. Ya antes, cuando me he sentado ante el ordenador, me había susurrado que no es necesario que escriba sobre ella; pero que, si me empeño en hacerlo, no “siga coent”. Opto por quitarme el pinganillo, a ver si, como el poeta oriolano, consigo ir “de mi corazón a mis asuntos” porque, en estos momentos, también a mí, “por doler, me duele hasta el aliento”.
A Àngels, mi Mariángeles, la tengo por prototipo de mujer hecha a sí misma. Fue hija de una posguerra casi sin estrenar aún, que ella vivió con todas las consecuencias, y ninguna buena, de los perdedores. Pero ni siquiera eso le borró su sonrisa pícara, alimentada por un profundo sentido del humor, una enorme capacidad crítica (frutos gemelos de una inteligencia poco común) y un ilimitado sentido de la responsabilidad, fundamentado en la ética laica que ella ejerció como un sacramento.
Con esos recursos formó, junto con Sebastián, una familia, de la que los amigos acabamos sintiéndonos parte y con ellos hemos compartido sus muchos éxitos. Las penas siempre nos las sustrajo, hasta el final, de acuerdo con su esmerada educación, que ella aprendió sorbiendo la vida y escrutando el mundo con sus ojos insaciables, ávidos de curiosidad. Su capacidad de escuchar al otro y acoger a todos, sin discriminar por el color de las ideas, no era aprendida ni mucho menos impostada; la traía de serie, no sé si heredada de su madre, de su padre ciego, de alguno de sus diversos hermanos, de tía Anita…; no sé; nunca he acabado de entender bien los parentescos de su compleja familia.
Ya mayor, pero siempre niña (traviesa, para decirlo todo), asistió a las clases del P. Faus para aprender a escribir en su lengua materna, que es la que usaba con Sebastián. Y a base de esfuerzo y perseverancia, derrochando perspicacia, esta esforzada autodidacta acabó haciéndose un hueco en el mundo de las letras valencianas. El Destino, que siempre es justo con la gente buena, le ha permitido llegar a ver la portada de la que será su última novela.
Bajando de las musas al teatro, en tiempo de vacas flacas se involucró en la gestión de la “res publica” desde primera línea de la política, donde se hacen muchas amistadas postizas y de cada “no” surge un enemigo. De su buen hacer nos quedó, entre otras cosas, el testimonio pétreo de la Casa de la Marquesa como exitoso lugar de encuentro cultural.
Mariángeles era una “mujer buena” en el sentido machadiano; ella también se guiaba por el sentido de la ética y, al igual que el autor de Proverbios y Cantares, no “perseguía la gloria”, pero sí nos ha dejado en la memoria su canción, que es el recuerdo de su ejemplo. Y en la mía, en concreto, desde el día 9 por la tarde suena tan fuerte que hasta quitándome el pinganillo no puedo dejar de oírla. Estoy seguro de que el tiempo amainará su intensidad, pero puedes creerme, Mariángeles, que tu voz nunca la olvidaré.
Descansa ya, Mariángeles. A ti, que siempre has estado despierta, te toca ahora descansar y a nosotros nos corresponde mantener vivo tu recuerdo. Será tarea fácil de cumplir porque, en realidad, resultará inevitable.
- La tumba conjunta de los dos papas valencianos lejos del Vaticano
- Desalojan un edificio en Gandia por un incendio y preparan el realojo de las familias
- Un padre y tres menores que hacían pádel surf, rescatados en la playa de Oliva
- El hombre que defiende a los gandienses: «Hay muchas personas que no son escuchadas y que merecen atención»
- El traslado de los Juzgados de Gandia ya genera impacto en la hostelería
- La ministra Montero mejora las condiciones financieras de 85 ayuntamientos, uno de ellos de la Safor
- Una charanga de la Valldigna pone la música al nuevo tema de la cantante de Potra Salvaje
- Gandia comprará el tercer gran párking tras hacer rentables el Prado y el Serpis