El hombre que defiende a los gandienses: «Hay muchas personas que no son escuchadas y que merecen atención»
Juan Miguel Lloret, el Defensor de la Ciutadania, inicia su segunda etapa para solucionar las quejas que los gandienses plantean
En cinco meses acumula 55 atenciones, entre ellas varias por ruidos

Juan Miguel Lloret, este Jueves Santo, sentado en la calle dels Jesuïtes, muy cerca de su Oficina del Defensor de la Ciutadania. / Levante-EMV
Si algún gandiense tiene una queja o sugerencia hacia su ayuntamiento hay a un hombre obligado a escucharle. Es Juan Miguel Lloret, que lleva cinco meses al frente de su segunda etapa como ‘Defensor de la Ciutadania’ y, por lo tanto, se encarga de dar a la cara ante el alcalde o cualquier otro responsable cuando un vecino o vecina se siente perjudicado. En estos cinco meses Lloret señala que ya lleva 55 atenciones, una cifra que avala la necesidad de esa figura.
«Hay muchas personas que ante un problema no son escuchadas y que merecen atención», indica este conocido profesor jubilado, quien reconoce que «muchos tenemos la impresión de que la burocracia se reduce, pero en realidad no es así».
Aunque le gusta decir que su oficina «está en la calle» y que por eso atiende siempre en cualquier lugar, su despacho está en el antiguo Mercat Municipal, en la calle de les Carmelites, al lado del ayuntamiento al que tiene la obligación de «controlar» para que no atropelle a sus vecinos.
Su competencia son las actuaciones municipales, pero Lloret ya ha tenido que atender quejas de otras administraciones y, de lo que él dependa, asegura que intenta ayudar. «Una mujer vino a quejarse de que le habían bajado la pensión y la solución pasaba simplemente por explicarle el motivo».
«Le dije al alcalde que la inmensa mayoría de los que salían de la primera visita daban las gracias antes incluso de que se solucionara su queja, simplemente porque alguien les había atendido, y eso es lo fundamental», señala Juan Miguel Lloret, quien detecta que hay muchas personas que no saben a quién acudir.
Respecto a la naturaleza de las quejas, hay de todo, pero en estos cinco meses ya se ha tenido que preocupar por el ruido y las molestias que generan algunas fiestas de la ciudad. «Hubo una con varias instancias a las que no se había contestado a pesar de que ya se estaban tomando medidas», indica mientras reconoce que esta es una ciudad con un sinfín de actividades en la calle a lo largo de todo el año, lo que, efectivamente, genera conflictos de convivencia.
Solucionarlo no es fácil, pero Lloret apuesta por hacer una llamada a todas las partes para fomentar la conciliación. «Creo que los primeros interesados en que la fiesta sea positiva para todos son los organizadores, y ahí hay que tener en cuenta a quienes quieren descansar». La fórmula es un poco de «sacrificio mutuo», señala. Es decir, reducir la fiesta sin renunciar a ella y poner un poco de paciencia por parte de los vecinos afectados.
Lloret también llama a la Administración a cambiar su actitud ante determinadas denuncias de los vecinos. Y ahí el Defensor de la Ciutadania lamenta la excesiva burocracia. «Yo he podido solucionar situaciones que se me han planteado sin tener que enviar ningún escrito», cuenta, y explica que muchas veces los funcionarios pecan de un excesivo uso y abuso del procedimiento legal. «Muchos problemas se pueden solucionar sin vulnerar la ley, pero, por así decirlo, dejándola en un cajón, dado que lo fundamental es que haya una respuesta a quien plantea un problema». Y ratifica su argumento con el análisis de la realidad que constata cada día: «La mayoría de las quejas se han solucionado mediante una conversación con el concejal o el funcionario que debe poner remedio».
Administración lenta y compleja
El hombre llamado a garantizar los derechos de los ciudadanos ante el «poder local», también tiene esa sensación generalizada de que la Administración es lenta. «Yo diría que no solo lenta, sino también demasiado compleja». «No puede ser», indica, que «una persona necesite un gestor o un abogado para ver atendidos sus derechos», y por eso pide al ayuntamiento que ponga medios para facilitar todas las gestiones, «especialmente a personas que carecen de formación universitaria, a los recién llegados o a las personas mayores».
A Lloret, que realiza esa labor «por vocación de servicio» y sin retribución económica, fue elegido para el cargo con el voto a favor de todos los concejales del Ayuntamiento de Gandia, y le gustaría que su figura no fuese necesaria, pero estima por su experiencia que sí lo es «porque siempre hay aspectos que no se solucionan».
Para los interesados, el correo electrónico de Juan Miguel Lloret es: defensorciutadania@gandia.org
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