El gesto del Papa Francisco con un municipio de la Safor

La Iglesia llora este lunes la muerte de su máximo representante. El Vaticano ha anunciado esta mañana la muerte del Papa Francisco, cuyo estado de salud estaba en una situación muy delicada desde hacía unos meses. Tras conocerse la noticia, las reacciones no han dejado de sucederse en todo el mundo y desde todos los ámbitos, habida cuenta de que representa la creencia de millones de personas en todo el mundo.

En la comarca de la Safor también será recordado los y las fieles durante los próximos días, pero donde guardan un cariño especial al pontífice es, sin duda, en el Real de Gandia. No visitó este municipio pero tuvo un gesto que muchos de sus vecinos y vecinas agradecerán siempre. Hace un año elevaba a santo al beato Carmelo Bolta, natural de esta localidad y que se convertía en el segundo saforense en recibir ese reconocimiento en toda la historia.

Francisco fue el primer papa que declaraba santo a un vecino de la Safor después de cinco siglos. Y es que para encontrar la primera ocasión hay que remontarse al lejano año 1671, cuando el entonces máximo representante de la iglesia cristiana, Clemente X, canonizó nada menos que a Sant Francesc de Borja, patrón de Gandia y una figura muy venerada en la ciudad.

Carmelo Bolta, un humilde franciscano, se encontraba en Damasco hace 160 años y allí murió decapitado junto a otros seis compañeros de su congregación. Los hechos tuvieron lugar durante el asalto al convento en el que residía. La Iglesia Católica otorgó a todos ellos la calidad de «mártires» porque, según las crónicas de aquel asalto, fueron asesinados tras negarse repetidamente a renunciar a la fe en Cristo.

Nacido en 1803, ingresó en la orden franciscana siguiendo el ejemplo de un tío suyo, también franciscano y procurador general en Tierra Santa, que, de regreso a España, tuvo otro final trágico, al morir a manos de piratas frente a las costas de Chipre.

La presencia de San Carmelo (antes Beato Carmelo) en el Real de Gandia es muy palpable. Su municipió le dedicó la plaza en la que se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de la Visitación y también el colegio lleva su nombre. Algunas entidades privadas como la cooperativa agrícola también lo lleva en su nomenclatura. Además, durante las fiestas cada año se celebra una procesión en su honor.