Agricultores de Oliva asumen el reto de adaptarse al riego con agua depurada

Una delegación de entidades del sector agrícola, junto a representantes del Ayuntamiento de Oliva, constató ayer en una finca experimental de Vila-real que el uso de agua depurada para el riego no perjudica a la producción de las plantas. En esa localidad la Unió Llauradora está llevando a cabo las pruebas con un terreno dividido en tres partes. En la primera se riega con agua de pozo, en la segunda, con aguas residuales debidamente tratadas en una depuradora y, en la tercera, con una mezcla de ambas. En todas ellas, por igual, naranjos y otras variedades crecen y producen sin problemas.

La visita a Vila-real, organizada por el Ayuntamiento de Oliva, tiene una misión fundamental, que es la de convencer a los regantes de esta localidad sobre la necesidad de adaptarse al uso de agua depurada. Solo así la Unión Europea pondrá el dinero necesario para construir la gran depuradora de aguas residuales que Oliva necesita, y se trata de una inversión que ronda los 45 millones de euros.

La visita de ayer resultó altamente positiva, según señalaron a este periódico el delegado de la Unió Llauradora en Oliva, Vicent Sabater, y el concejal de Agricultura, Enrique Parra. 

Sobre el terreno, expertos en gestión de agua, y especialmente en el uso de caudales depurados, explicaron las pruebas que se están realizando y trasladaron a la delegación olivense que esta fórmula no solo es futuro, sino que ya funciona en el presente, como ocurre en extensas plantaciones de Murcia, una región afectada gravemente por un proceso de desertificación y, a su vez, con un enorme potencial de producción agrícola.

«Aquí hemos podido ver que la tecnología ya existe», señala Vicent Sabater, quien añade que lo que falta es «la concienciación» de que el uso de agua depurada no solo no perjudica, sino que va a ser necesaria en un futuro nada lejano. Baste decir que el pasado verano la Confederación Hidrográfica del Júcar estuvo a punto de cerrar el grifo a los canales del Serpis desde el pantano de Beniarrés en la que se ha constatado que fue la sequía más intensa en 50 años, una situación que, según señalan los climatólogos, se va a acentuar a medida que pase el tiempo debido al cambio climático.

El concejal Enrique Parra, por su parte, señaló la importancia «didáctica» de la visita de ayer y anunció que representantes de la Federación de Regantes de la Comunitat Valenciana estarán en Oliva para aclarar cuantas dudas tengan los agricultores.

Simbiosis para el bien común

Si todo sale como se ha planificado, el resultado de todas estas actuaciones será la constitución de una comunidad de riego en Oliva capaz de gestionar el agua de la futura depuradora local, que aportaría hasta 4,5 hectómetros cúbicos anuales, un caudal que, además de ser permanente, estaría garantizado porque, como resulta obvio, el primer destino del agua va a ser el consumo a la población.

Este proyecto también constituye una «simbiosis» colaborativa. Por una parte, los regantes salen ganando garantizándose el agua futura que necesitan y, por otra, toda la sociedad se beneficia de una inversión de 45 millones para construir la que sería una de las más modernas depuradoras de toda la Comunitat Valenciana.

Oliva se lleva a los regantes a Vila-real para no perder la depuradora de 45 millones