¿Fideuà de Gandia con cigala de piscifactoría? Podría ser una realidad

El Ayuntamiento de Gandia financia una investigación de la Universitat Politècnica de València dirigido por Miguel Rodilla que de tener éxito supondría una revolución para la ciencia y para el sector

Visita de la presidenta de la cofradía Carmen Argudo y de la concejala Alícia Izquierdo al Campus de Gandia.

Visita de la presidenta de la cofradía Carmen Argudo y de la concejala Alícia Izquierdo al Campus de Gandia. / Natxo Francés

Josep Camacho

Gandia

El Campus de Gandia de la UPV desarrolla desde el pasado mes de noviembre un proyecto de investigación pionero en España sobre acuicultura sostenible con el fin de explorar qué opciones tendría la cría de cigala en cautividad. Para considerarlo exitoso debería cerrarse el ciclo reproductivo, ya que por ahora las cigalas se capturan en el mar y se trasladan a unas cubas donde se lleva a cabo el proceso de crecimiento y engorde. 

El objetivo de un equipo de investigadores liderado por Miguel Rodilla y David Sánchez es que las cigalas se sientan tan a gusto en esas piscinas que se animen a tener crías y adquieran un tamaño apto para su comercialización y para el consumo humano. En caso de conseguirlo sería un avance científico y una revolución para el sector pesquero y acuícola. Además de Rodilla participan Javier Gómez, Paula Soms y Silvia Falcó.  

El estudio está financiado por el Ayuntamiento de Gandia a través de la Concejalía de Medio Ambiente. Con ello, el Gobierno local también respalda la investigación que se hace desde hace años sobre el medio marino en el Campus. 

Sí que se puede criar y reproducir en cautividad el langostino, de hecho también lo están haciendo en el Campus, pero no la cigala. Las cigalas las captura en aguas de Gandia la embarcación «Nova Emi», que a la sazón es de la presidenta de la Cofradía de Pescadores, Carmen Argudo, y tras ser seleccionadas se incorporan al estudio. La investigación ha ido evolucionando poco a poco, y de momento Rodilla prefiere ser prudente. 

 «Estamos en los inicios, lo que estamos haciendo es un proceso de aclimatación, de alimentación y de estudios reproductivos», explica Rodilla. Para mantenerlas se utiliza la menor cantidad de agua posible, sin renovar el agua de mar con una tecnología llamada «biofloc», y además un bajo consumo eléctrico, de ahí su carácter sostenible. 

Algunas cigalas del estudio.

Algunas cigalas del estudio. / Natxo Francés

La dificultad estriba en la fecundación de la cigala, ya que esta se produce en un momento clave tras la muda, que implica el abandono y degradación del viejo exoesqueleto y la síntesis de nuevos tejidos. Conseguir la fecundación en cautividad es uno de los grandes desafíos de este trabajo. 

Investigaciones como estas se hacen desde la universidad porque las empresas privadas se muestran reacias a invertir en este tipo de proyectos ante unos resultados tan inciertos. 

La concejala de Pesca, Alícia Izquierdo, señaló que el objetivo es «potenciar la cigala de Gandia y comercializarla de la mano de la Cofradía de Pescadores» y añadió que «frente a las problemáticas de la pesca extractiva, estamos investigando otros métodos más sostenibles, involucrando siempre a nuestros pescadores». La cría en cautividad también ayudaría a regenerar las poblaciones en la naturaleza.  

Por tanto, hay que esperar. El estudio acabará a finales de este año. Si da sus frutos la tradicional Fideuà deGandia podría tener por primera vez en la historia cigala de piscifactoría.

Tellina

El mismo equipo del Campus de Gandia de la UPV que experimenta con la cigala investiga con otras especies, como la tellina, también conocida como coquina. La captura de este bivalvo, que era muy apreciado como aperitivo por su textura y sabor por restaurantes y clientes, sin ir más lejos, del propio Grau y playa gandiense, está prohibida desde hace ya diez años, cuando la Unión Europea consideró que la especie estaba en grave peligro de desaparición, y por tanto había que hacer una parada biológica. 

Además de las capturas indiscriminadas, otro enemigo de las tellinas son las olas de calor. Apenas aguantan las altas temperaturas, que irán a más con el cambio climático. Aunque se puedan ver en la orilla muchas de ellas están ya muertas. 

En el Campus de Gandiaestán haciendo una selección genética para quedarse con las tellinas más resistentes. «A partir de los 13 milímetros ya pueden reproducirse, pero necesitamos que crezcan más para que se puedan comercializar con un tamaño aceptable, y por ahora nos está costando», reconoce Miguel Rodilla.

Tracking Pixel Contents