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Los alcaldes ya apuestan por cementerios amables, verdes y agradables a las visitas

Las inversiones de muchos municipios en los últimos años en los camposantos de la comarca se han orientado a que sean espacios para pasear, con esculturas e incluso más eficientes energéticamente

Inauguración de la ampliación del cementerio de Xeraco con una escultura a las víctimas de la pandemia.

Inauguración de la ampliación del cementerio de Xeraco con una escultura a las víctimas de la pandemia. / J.C.

Los cementerios de la Safor, ya sean municipales o parroquiales, han llegado al siglo XXI igual de encorsetados que se diseñaron, como una sucesión de calles, espacios monocordes para las tumbas y bloques de hormigón para nichos. Recintos que en su parte más antigua apenas han dejado espacio para zonas verdes o para la circulación de personas.

Los ayuntamientos se limitaron a hacer sucesivas ampliaciones pero desde un punto de vista puramente funcional. En muchos casos se ha mejorado también el aparcamiento, los accesos, y la tecnología para facilitar entierros. Pero en los últimos años se viene dando una tendencia, y es la de convertirlos en espacios para reflexionar, acogedores, y que incluso inviten a la gente a pasear, más allá de la visita obligada a los seres queridos.

Esto, que es más propio de los modernos cementerios privados, de los que carece la comarca, es lo que han incluido muchos alcaldes cuando han impulsado obras de ampliación o reforma.

El caso más reciente ha sido Xeraco, donde el pasado día 24 se inauguró una ampliación que incluye nuevos nichos diseñados con tres alturas, así como mejoras en accesos, iluminación y espacios de circulación, garantizando un entorno más digno para las familias que visitan a sus seres queridos. Además, se desveló una escultura que rinde homenaje a los vecinos de la localidad fallecidos durante la pandemia de la covid. La obra fue diseñada por el artista local Enrique Bofí y ejecutada por Blai Millet.

En Xeresa está a punto de adjudicarse una ampliación que irá en esta línea:«Tendrá una distribución diferente, minimalista, aceras anchas y grandes zonas verdes», adelanta la alcaldesa, Anabel Peiró. El presupuesto es de 400.000 euros con fondos propios y se han presentado tres empresas.

Cementerio de Miramar tras su reforma.

Cementerio de Miramar tras su reforma. / Levante-EMV

En Miramar hace un año el ayuntamiento invirtió más de 90.000 euros de fondos propios en una ambiciosa reforma en la que, además de construir 80 nuevos nichos y 45 columbarios más, se renovó el pavimento, que estaba muy deteriorado, se ampliaron las zonas peatonales y se cambiaron las luminarias a LED. El Gobierno local aprovechó que el recinto había pasado a titularidad municipal, ya que en octubre de 2023 la parroquia lo cedió al ayuntamiento.

También se realizaron mejoras este año en Beniarjó, con el cambio de las baldosas hidráulicas de la zona antigua por pavimento de hormigón, construcción de una rampa y reforma de la capilla.

Jardí de la Memòria en Tavernes, en una imagen de archivo.

Jardí de la Memòria en Tavernes, en una imagen de archivo. / Levante-EMV

En Tavernes de la Valldigna se creó en 2015 una zona llamada el Jardí de la Memòria, donde depositar las cenizas de los difuntos en un recinto natural. Entre olivos mediterráneos se instaló además una escultura con un elemento que amplifica el sonido del viento, queriendo así significar la presencia espiritual del ser humano después de la muerte. En 2021 se instaló un ascensor.

Otra tendencia ha sido incluir espacios de memoria democrática, con todo tipo de monolitos, esculturas o placas que recuerdan a los represaliados por el franquismo, y que en algunos casos, como Gandia, fueron fusilados junto a la tapia y depositados en fosas comunes.

De izquierda a derecha rampa en Beniarjó y sendos monumentos memorialistas en Oliva y en Bellreguard.

De izquierda a derecha rampa en Beniarjó y sendos monumentos memorialistas en Oliva y en Bellreguard. / Levante-EMV

Un ejemplo es Oliva, donde se inauguró en 2022 el Memorial de las Víctimas del Franquismo. El monumento, obra del aquitecto Pepe Colomar, fue impulsado por la Associació de Familiars de Repressaliats del Franquisme d’Oliva y lo financió el ayuntamiento. Hay otro monolito, más pequeño, que donó la Associació Progrés i Solidaritat en 2006 y que fue restaurado en 2021. Además, forma parte de una ruta memorialista.

En Bellreguard se inauguró en 2021 una escultura de Ferran Molió en recuerdo de los 15 vecinos fusilados tras la Guerra Civil.

También están previstas ampliaciones en Piles (50.000 euros), y en la Font d’en Carròs, a cargo de la Iglesia y del ayuntamiento. Otras medidas innovadoras han sido instalar cámaras de videovigilancia para mejorar la seguridad, como han hecho Bellreguard o Xeraco, o placas fotovoltaicas.

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