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La "dana" de la Safor cumple 38 años

Dos personas fallecidas, daños por valor incalculable y récord de precipitación en España en aquel 3 de noviembre de 1987

Las obras realizadas desde entonces han permitido reducir ostensiblemente el riesgo de que eso vuelva a ocurrir

Todos los barrancos de la Safor, desde Xeresa a Oliva, se desbordaron a primera hora de la tarde

Una de las imágenes icónicas de aquel día. El barranco de Beniopa, en Gandia, completamente desbordado en la calle 9 d'Octubre.

Una de las imágenes icónicas de aquel día. El barranco de Beniopa, en Gandia, completamente desbordado en la calle 9 d'Octubre. / Levante-EMV

Gandia

Cuando no dejan de resonar los ecos de la tragedia de la dana que, hace ahora un año, arrasó varias comarcas valencianas, especialmente la Ribera, la Hoya de Buñol, Requena-Utiel y l'Horta Sud, en este 3 de noviembre se recuerda aquella otra dana, una de las más dañinas que ha sufrido la Comunitat Valenciana y, sin duda, la de mayores consecuencias dramáticas en la comarca de la Safor.

La lluvia, que comenzó a caer días antes, acumuló tanta agua que generó récords de precipitación, tanto en Gandia como en Oliva, con más de ochocientos litros por metro cuadrado medidos con pluviómetros que se iban vaciando una y otra vez, dado que entonces no existían los sistemas automáticos actuales. En Oliva ese punto de medida fue la Cámara Agraria y, en Gandia, el colegio Roís de Corella.

Con tanta lluvia, centrada especialmente entre el macizo del Mondúber y los valles de la Marina Alta que lindan con la Vall de Gallinera, se dio la circunstancia de que todos los cauces fluviales de ese espacio, incluyendo el río Serpis, se vieron desbordados. La Valldigna quedó al margen de este episodio de precipitaciones torrenciales y prolongadas. "Desde el aire, el suelo firme de la Safor no se distinguía con el mar", señalaron muchas personas que vieron aquel panorama desde lo alto, una imagen muy descriptiva que en el suelo fue dramática.

La playa de Oliva, donde el agua de la inundación se confundía con la del mar.

La playa de Oliva, donde el agua de la inundación se confundía con la del mar. / Levante-EMV

Gandia, con el barranco de Beniopa, y Oliva, con la rambla de la Gallinera, centraron las mayores atenciones debido al nivel de agua alcanzado en zonas urbanas y muy pobladas, con cientos de personas rescatadas, pero también el barranco de Beniteixir, entre la Font d'en Carròs y Piles, y el de la Martina, que discurre entre Xeresa y Xeraco, obligaron a la intervención del Ejército, que desde el día siguiente se desplegó por la comarca para atender las necesidades más básicas, incluso con el reparto de comida.

El Serpis también se desbordó en varios tramos a su paso por la Safor y, desde la delegación del Gobierno se alertó de que el pantano de Beniarrés podría verse superado en la cota máxima de agua, e incluso con riesgo de una posible rotura, cinco años después de la 'pantanà' de Tous, lo que puso en guardia a todos los operativos. Finalmente eso no ocurrió.

Los dos fallecidos, uno en Gandia y otro en Oliva, fueron la peor consecuencia, pero los daños materiales, que nunca se han podido calcular en su integridad, obligaron a obras que se prolongaron durante muchos años en la mayoría de poblaciones de la Safor y, posteriormente, a la elaboración de planes contra inundaciones que se han ido aplicando en numerosos puntos. Hoy, de hecho, la Safor resistiría mejor unas precipitaciones de aquella envergadura porque se han invertido cientos de millones de euros en obras para facilitar el tránsito del agua a través de los cauces. El plan contra inundaciones del Serpis permitió construir una presa de laminación entre Llocnou de Sant Jeroni y Terrateig, incrementar la capacidad de retención del pantano de Beniarrés y desviar el barranco de Beniteixir entre la Font d'en Carròs y Beniarjó, para dar salida al agua a través del Serpis. Pero también se han eliminado todos los puentes con pilares sobre el barranco de Beniopa y se han ampliado y rectificado decenas de kilómetros de pequeños cauces a lo largo y ancho de la comarca.

Una calle de Beniopa, que fue una de las áreas más afectadas de la Safor.

Una calle de Beniopa, que fue una de las áreas más afectadas de la Safor. / Levante-EMV

En Oliva la mayor obra se produjo en la rambla de la Gallinera, con la prolongación del cauce hasta el mar, pero ha quedado inconclusa y este ayuntamiento exige que se acabe con la construcción de otra presa de laminación prevista, y suspendida, en el límite de los términos de Oliva y l'Atzúbia.

Muchos fueron los aprendizajes de aquellas precipitaciones que siempre han dejado en el terreno de la incógnita la cantidad de lluvia que pudo caer en zonas de montaña, junto al Mondúber, en la Vall de Gallinera y en les Fontanelles que va desde la Font d'en Carròs a Villalonga, para que generaran los inmensos y desconocidos caudales en los ríos y barrancos. "Nunca se había visto nada así", relataron entonces muchas personas mayores en numerosos municipios. La frase puede resultar recurrente en esos episodios porque la memoria falla con el tiempo, pero sí es cierto que, desde aquel 3 de noviembre de 1987, hoy hace 38 años, no ha vuelto a llover de esa manera en un área tan extensa de la comarca.

Además, en los días siguientes esa precipitación se desplazó hacia el interior norte, otra vez en la castigada comarca de la Ribera Alta, donde las inundaciones a consecuencia del desbordamiento de ríos y barrancos se produjo pocas horas después que en la comarca de la Safor.

Una calle de Beniopa, con la cerámica que indica hasta dónde llegó el agua el 3 de noviembre de 1987.

Una calle de Beniopa, con la cerámica que indica hasta dónde llegó el agua el 3 de noviembre de 1987. / Josep Lluís Rufat

En las últimas semanas, cuando Gandia y la Safor han vuelto a sufrir episodios de fortísimas precipitaciones con acumulaciones de agua en zonas urbanas, pero sin desbordamientos de barrancos, se ha vuelto a poner de manifiesto que las infraestructuras ejecutadas funcionan y que es necesario seguir construyendo y renovando los sistemas de evacuación de agua. Gandia, sin ir más lejos, está trabajando en aplicar un sistema de alerta temprano sobre la cuenca del barranco de Beniopa, de manera que sería posible actuar con mucha antelación cuando las lluvias torrenciales lleven a pensar en posibles desbordamientos.

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