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Pues, aunque parezca ciencia ficción, la implantología más avanzada permite los implantes sin cirugía en 1 hora. Es lo que se viene a llamar técnica «teeth in an tour» («dientes en una hora»), y con «una cirugía mínimamente invasiva», pues no se necesita realizar cortes en la encía para poner los implantes. Se colocan seguidamente dientes fijos, con cierta provisionalidad para su etapa de integración, y por último los dientes definitivos de porcelana.

¿ Cómo ha sido esto posible? Mediante la aparición de nuevos sistemas de diagnóstico por ordenador, escáneres o TAC tridimensionales, junto con los programas informáticos que los gestionan, pudiendo ver virtualmente en tres dimensiones los huesos maxilares y ello, como ya hemos dicho, sin cirugía para ver el hueso, ya que el ordenador nos lo muestra fielmente. Después, la información se manda a un laboratorio, que crea una guía personalizada que indica el lugar exacto donde deben ir los implantes.

La milimétrica precisión de la técnica evita que haya que recurrir a laboriosos injertos de hueso para reponer las zonas atróficas, ya que no sólo muestra el lugar exacto, sino también su profundización, lo que permite además colocar dentaduras fijas a pacientes con poco hueso.

Las ventajas, aun a riesgo de repetirlas, son evidentes:

1. Cirugía mínimamente invasiva.

2. Esta cirugía reduce el dolor y la inflamación.

3. La rapidez: se acorta el tiempo en la consulta y el tratamiento posterior.

4. La consecución de una buena actitud psicológica: los pacientes salen de la consulta con sus dientes protéticos fijos ya colocados, estéticamente bonitos, sin solturas, y en una sola visita.

5. Y, por supuesto, desde ese mismo día, con una eficaz masticación.

Todo ello requiere un correcto diagnóstico y una minuciosa planificación individual.