La patata no engorda ya que aporta muy pocas calorías; sólo posee 72,27 kcal/100 gr, contenido energético similar al de la fruta. Cosa bien distinta es si la patata se fríe. Dado que absorbe gran cantidad de aceite y éste es altamente calórico (900 kcal/100 gr), una vez frita triplica o cuadruplica su valor energético. Por este motivo, la doctora Concepción Vidales, que considera este tubérculo originario de Los Andes un alimento muy recomendable para la población sana «siempre y cuando se incluya dentro de una alimentación equilibrada», aconseja tomarlo mejor asado o cocido, combinado con alimentos bajos en calorías y sin añadirle aceite ni grasas, como mantequilla, mayonesa u otras salsas.

Se cae así el viejo mito de la patata como culpable del aumento de peso, ya que, según los nutricionistas, puede formar parte de una dieta para adelgazar si se consume hervida o al horno.

Tales indicaciones no implican excluir las patatas fritas de la dieta. Su consumo, moderado, debe limitarse a aquellas personas sin problemas de sobrepeso. «No hay que ser radicales y sí tener una visión global de la dieta, que ha de adaptarse a factores como salud, edad, peso o estilo de vida», manifiesta la especialista en nutrición.

Contraria a las prohibiciones por considerar que hay que comer casi de todo pero con moderación, la nutricionista sí se muestra contundente al hablar de las patatas fritas de bolsa, «snacks o aperitivos poco saludables que nada tienen que ver con las patatas fritas en casa que, aunque muy calóricas, al menos se hacen con aceite de oliva limpio; las industriales, por su parte, se preparan con aceites de dudosa calidad y además se les añaden sustancias nada recomendables».

Del segundo alimento más consumido en el mundo después de los cereales, la doctora Vidales resalta su riqueza en hidratos de carbono complejos, fundamentalmente almidón, una buena fuente de energía que además de ser saciante ayuda a mantener los niveles de glucosa en sangre. También posee sustancias minerales como potasio y en cambio es pobre en sodio, lo que la convierte en recomendable para las personas con tensión arterial elevada. E, igualmente, la patata es beneficiosa para neutralizar la acidez gástrica y para combatir molestias como las derivadas de una indigestión.

Si bien hay quien consume este producto que llegó a España en el siglo XVI de la mano de Francisco Pizarro con piel por contener la mayoría de las vitaminas, Concepción Vidales sugiere prescindir de ella. Los motivos son varios: sabor peculiar, textura gruesa y, sobre todo, seguridad alimentaria, ya que la planta se suele rociar con productos tóxicos para evitar la aparición de plagas.