Hospitales Nisa, con la llegada de la vuelta al colegio, realiza una serie de recomendaciones para que los padres elijan un calzado adecuado para sus hijos, un elemento muy importante en su desarrollo que a veces pasa desapercibido. El calzado infantil no debería guiarse por cuestiones estéticas, dado que puede incidir negativamente en el desarrollo de un órgano en constante evolución en el niño y entorpecer el

desarrollo correcto de la marcha. Según afirma el Javier Ferrer, podólogo del Hospital Nisa Valencia al Mar "calzar a un bebé, aunque resulte bonito es completamente perjudicial, ya que la estructura ósea de un niño tarda en consolidarse completamente. Así que si los cubrimos, cuando aún no se han desarrollado, estamos perjudicando su óptimo desarrollo".

Los pies de los niños necesitan varios años para adquirir la forma y posición que tendrán cuando sean mayores, hasta los cuatro o cinco años, cuando los ligamentos y músculos estén desarrollados. Es muy importante entender y saber qué zapatos son los idóneos en función de la etapa evolutiva del niño. Desde los 0 hasta que comienza a gatear no se recomienda ningún calzado, es suficiente para protegerle del frío ponerle calcetines o patucos. En la fase de gateo hay que poner un zapato flexible de tejidos nobles, que además de resguardar del frío, le proteja de los golpes. Debe tener protección tanto en la puntera como en el talón y suela blanda de 2-3mm. Además es conveniente vigilar los pies por si

aparecen roces.

Cuando los niños cumplen 1 año hasta los 3, que es la etapa en la que empiezan a andar, hay que utilizar un calzado con suelas

flexibles que le permitan sentir cualquier terreno. Además, es preferible que lleven velcro, así se favorece su desarrollo psicomotriz, ya que el propio niño puede atarse y desatarse.

De los 4 a los 7 años, el pie tiene mucha actividad, por lo que el niño deberá calzar un zapato adecuado para evitar lesiones e impedir que sufra ninguna patología.

Al llegar a los 7 y hasta los 14 años, el niño comienza a establecer el patrón de marcha adulta, y el pie no está totalmente desarrollado. En esta etapa, los niños tienden a dejarse llevar por la moda, pero no siempre eligen el calzado más adecuado.

La recomendaciones para elegiri un buen calzado son: En los primeros meses, ponerle calcetines o patucos para proteger del frío. Nunca calzar al niño antes de que empiece a andar. No usar calzado abotinado, porque no permite la movilidad del tobillo. La suela debe ser suficientemente flexible para permitir la movilidad de las articulaciones. La punta del zapato debe ser ancha y larga, para que puedan mover los dedos

libremente. El calzado debe ser de materiales transpirables y pieles flexibles. Debe tener mayor longitud que el pie: de 1 a 1,5 cm más grande que el dedo más largo. Los zapatos deben cambiarse con frecuencia por otros más apropiados para el tamaño del pie. Y no debe molestar al uso, aunque sea nuevo.