Dormir es una parte fundamental de nuestras vidas. Probablemente pasarás cada día siete, ocho, o si tienes suerte más horas de tu vida durmiendo. Sin embargo, te levantas de la cama por la mañana y... ¡oh! Te duele la espalda. Has descansado bien, has cogido la postura habitual, y a pesar de todo, tu zona dorsal y lumbar parecen oxidadas. ¿Qué ha ocurrido?

Existen varias claves que te permiten cuidar los dolores de tu espalda, identificando sus focos de origen y corrigiendo todos los errores que puedes cometer para que mejore tu salud con muy sencillos pasos.

1. Cuida tu postura

Sí, es posible que estés acostumbrado a mantener una misma posición en la cama durante años. Sin embargo, eso no necesariamente significa que sea buena para tu salud. Por ejemplo, es probable que dormir boca abajo te pueda causar dolores y problemas de cuello y espalda por ser una postura antinatural, aunque te pueda resultar cómoda.

Lo ideal es coger una postura de lado o boca arriba, al quedarse la columna vertebral colocada de manera correcta. Puedes ayudarte de una almohada para situarte en la posición perfecta, colocándola entre tus rodillas si duermes de lado o debajo de las mismas si optas por posar tu nuca sobre la almohada.

2. Elige bien la almohada

Lo que sitúes bajo tu cabeza es crucial para la buena colocación de tu columna vertebral y la salud de tu cuello, ya que será la principal responsable de la mayoría de los dolores cervicales. Que no te dé vergüenza: prueba la almohada en la tienda en posición lo más aproximada posible a la de sueño. Si quieres que no te duela, esto va a ser necesario.

Para elegir uno u otro tipo de almohada debes observar tu complexión física, tu altura, tu peso y tu postura, con la alineación de cabeza, cuello y columna como principal aspecto a observar para conseguir buenos resultados.

3. Vigila tu colchón

Empezamos por un tópico que quizá debas tener más en cuenta: no utilices el colchón durante más de diez años, ya que coge formas, vicios y defectos y pierde la textura apropiada. Más allá de no pasar esto por alto, es importante que escojas bien el colchón que compras.

Habitualmente, si utilizas un colchón de firmeza intermedia tendrás menos dolores de espalda que si empleas uno demasiado firme o demasiado suave. Aún así, igual que con la almohada te recomendamos probarlo en una simulación real de sueño cuando vayas a la tienda, ya que no hay forma mejor de saber cómo dormirás luego en tu casa.

4. Cómo te levantas de la cama

Sí, quizá nunca hayas reparado en ello, pero ahora vas a empezar a hacerlo. Por la mañana, no te pongas en marcha de cualquier manera. Colócate de lado en el borde de la cama, dobla primero las rodillas, baja las piernas y mientras lo haces, alza el tronco impulsado por tus brazos hasta quedarte sentado en el filo de la misma.

A partir de esa postura, ya sí, prueba a ponerte de pie, sin excesiva prisa para no forzar de más ningún grupo muscular. Así ayudarás a tu cuerpo a no coger vicios extraños en un momento clave del día.

5. Cuídate, más allá del sueño

Por un lado, debes acompañar la higiene postural con un adecuado ejercicio físico, a ser posible específico, que contribuya al bienestar de tu cuello y tu espalda. Si puedes, estira y tonifica tus músculos todo lo necesario para que estén en forma suficiente y no noten pequeños cambios de postura.

Además, si con todos estos consejos continúas teniendo dolores en cuello o espalda, ten en cuenta que no es lo deseable ni lo adecuado, por lo que valora la posibilidad de acudir a un médico especialista que descarte o vigile cualquier tipo de lesión y te aconseje las prácticas más adecuadas a tu estilo de vida.