«Estuve dos años con un gran dolor, yendo a urgencias todos los meses, hasta que me diagnosticaron endometriosis. Fui en reiteradas ocasiones a mi ginecóloga y su diagnóstico fue que tenía mala suerte,  y que mi dolor se trataba de un síndrome premenstrual». Estas son las palabras de Valeria Santana, una de las 176 millones de mujeres que sufren endometriosis en el mundo

La endometriosis es una enfermedad que consiste en que el endometrio, que es el tejido que recubre el interior del útero, empieza a crecer por otras partes del aparato reproductor femenino, como los ovarios, la parte exterior del útero, las trompas de Falopio, o también por otras zonas como los intestinos, y la vejiga. En algunos casos aislados se ha detectado que este tejido puede crecer incluso por otras partes del cuerpo más lejanas, como los pulmones. 

A pesar de que la endometriosis afecta a una de cada diez mujeres, existe un gran desconocimiento de la enfermedad por parte del colectivo femenino y, además, una gran parte de las personas que la padecen ni siquiera son conscientes de ello. Esto ocurre porque los síntomas más frecuentes de la enfermedad pueden confundirse con los de una menstruación normal. Por este motivo, tanto Valeria como otras muchísimas mujeres, a veces no reciben un buen diagnóstico por los profesionales sanitarios cuando les explican las dolencias que sufren. 

«La única forma de realizar un diagnóstico correcto de la endometriosis es realizando una laparoscopia», asegura la ginecóloga Verónica Rembis. Se trata de una técnica quirúrgica que sirve para realizar una inspección de la cavidad abdominal y, en este caso, ayuda a localizar los focos de endometriosis.  En el caso de que una mujer presente algunos de los síntomas que vamos a mencionar a continuación, debería plantearle a su ginecóloga o ginecólogo la opción de realizar esta pequeña cirugía diagnóstica. 

Dependiendo de la zona por la que se extienda el tejido del endometrio, se pueden evidenciar unos síntomas u otros. Una de las manifestaciones más frecuentes es sufrir periodos dolorosos, con dolores pélvicos, cólicos, molestias en la zona baja de la espalda y en el abdomen. Además, las relaciones sexuales pueden ser dolorosas, al igual que defecar u orinar. Durante los periodos puede producir un sangrado excesivo y, en los casos más graves llegar a provocar esterilidad. Finalmente, en el caso de que el tejido endometrial se extienda a la zona de los intestinos, la diarrea, el estreñimiento, o la hinchazón del abdomen serían otros posibles síntomas, y éstos se agudizarían durante la menstruación. 

A pesar de que no existe la cura definitiva de la endometriosis, existen diferentes formas de ayudar a las mujeres a menguar sus dolores. En cualquier caso, es necesario realizar una cirugía para poder retirar el tejido endometrial que ha crecido por cualquier zona del cuerpo que no sea el interior del útero. Antes de realizar esta operación, tal y como indica el Hospital Universitari Clínic de Barcelona, la combinación de antiinflamatorios no esteroideos (también conocidos como AINES) y tratamientos hormonales que inhiben la ovulación, ayudan a paliar los síntomas y, principalmente, el dolor.

En definitiva, si una mujer cree que puede sufrir esta enfermedad, no debe desistir, y si los profesionales sanitarios a los que acude no encuentran nada anormal o minimizan su problema, debe insistir. Por desgracia los síntomas de la endometriosis son muy generales, y pueden confundirse con otras enfermedades. Sea como sea, los dolores durante la menstruación no son normales, y, aunque su presencia no asegura que se padezca endometriosis, indican que algo no funciona, y hay que descubrir qué es.