Hace dos años del inicio de la pandemia de coronavirus. Entonces, durante las primera semanas, el coronavirus era un virus desconocido. Se sabía muy poco sobre él, sobre cómo se transmitía, sobre sus efectos y sobre cómo tratarlo. España y la Comunitat Valenciana, al igual que el resto de Europa, se enfrentó a un grave problema de desabastecimiento de material sanitario como mascarillas higiénicas y productos químicos necesarios para realizar pruebas PCR, las únicas capaces en ese momento de detectar contagios. 

Ahora la situación es muy distinta. No hay desabastecimiento. Además de mascarillas higiénicas, los mercados tienen total disponibilidad de mascarillas con mejor protección, la FPP2. También se ha avanzo mucho en el tratamiento y en el conocimiento del virus. 

Los científicos saben cómo se transmite. Existen vacunas contra la covid que han demostrado ser muy eficaces para evitar las complicaciones severas de la infección y han aparecido muchos tipos de test capaces de detectar contagios.  

Aunque las PCR sigue siendo la pruebas diagnóstica más precisa y es capaz de detectar restos del ARN del coronavirus incluso en los primeros días de infección, lo cierto es que los test de antígenos se han convertido también en una herramienta básica para detectar contagios. 

 

La eficacia de este tipo de test para detectar positivos es muy alta. De hecho un positivo detectado por una prueba de antígenos que se puede adquirir en cualquier oficina de farmacia no requiere de un prueba posterior PCR que lo confirme. Desde hace semanas, la conselleria y el INSS dan por bueno un positivo por antígenos para cursar de forma automática la baja laboral por covid. 

 

Un test de antígenos para detectar anticuerpos contra el coronavirus. ¿Siguen siendo útiles?

Junto a las PCR, y aunque hoy en día prácticamente no tengan la misma publicidad, todavía se sigue comercializando otro tipo de test que también estuvo disponible durante los primeros meses de la pandemia. Se trata de los test de anticuerpos. Sin embargo, por qué nadie se los está haciendo. O al menos por qué no figuran entre las pruebas diagnósticas reconocidas por Sanitat para conceder una baja laboral. 

Estos test no detectan la presencia del virus, sino la de los anticuerpos que genera el cuerpo cuando se ha visto expuesto a la enfermedad... o a la vacuna. Y este es el principal motivo por el que con la situación actual no son útiles. Hace un año, el porcentaje de población vacunada era bajísimo así que el uso de estos test todavía permitía detectar infecciones activas o recientes de covid. 

Sin embargo, ahora su empleo sería ineficaz puesto que toda persona vacunada tiene anticuerpos contra la enfermedad así que daría positivo en este tipo de test. 

 

¿Cómo funcionan los test de anticuerpos? 

En realidad, los test son capaces de diferenciar entre dos tipos de anticuerpo.  Se realiza a partir de una muestra de sangre, una gota que se introduce dentro de dispositivo dentro del cual se realiza la reacción química que busca la presencia de los anticuerpos. Los test de anticuerpos disponibles en el mercado permiten detectar la presencia de dos tipos de anticuerpos: el IgM y el IgG. El primero comienza a generarse durante los primeros días de la infección, el segundo tarda entre siete y diez días en aparecer. La existencia de uno u otro permite evaluar el estado de la infección y si se ha pasado la enfermedad. Si el test es positivo al IgM, la infección es muy reciente y estará activa, y por tanto al paciente será infeccioso. Si el test da positivo a IgG, es probable que el paciente haya superado la infección hace semanas y que ahora mismo no sea infeccioso. Si el test da negativo a los dos anticuerpos, el paciente es probable que no haya estado expuesto al virus ni se haya infectado, aunque existe la posibilidad de que esté infectado desde hace muy poco tiempo y todavía no haya desarrollado anticuerpos IgG.