No hay verano sin mosquitos. Estos pequeños insectos voladores son una parte indisoluble de las noches de verano y, en general, de la época estival y también primaveral. Su ciclo reproductivo va unido precisamente a la subida de las temperaturas y especialmente a la aparición de agua estancada.

Hay muchos trucos en el conocimiento colectivo para intentar aplacar las picaduras de estos insectos. Desde insecticidas hasta las manidas mosquiteras instalables en puertas y ventanas. Cualquier remedio es útil con tal de evitar que los mosquitos entren en casa y acaben picando a sus incautos inquilinos. Sin embargo, al mosquito autóctono se le ha sumado en los último año una nueva especie mucho más agresiva, molesta y, en algunos casos, peligrosa: el mosquito tigre.

¿Cómo es el mosquito tigre?

El 'Aedes albopictus' se caracteriza por su coloración negra con ornamentación blanca en tórax y abdomen, patas a bandas negras y blancas y una línea blanca longitudinal central en tórax y cabeza. Tiene una longitud de entre unos 5 y 10 mm, lo que supone casi triplicar el tamaño de un mosquito normal, y su picadura es mucho más potente que la de la otras especies.

Las hembras de mosquito tigre, al igual que el resto de hembras de los mosquitos, necesitan sangre para que maduren sus huevos y para ello pican a animales, y también humanos claro, para obtenerla. Es en ese momento cuando perforan la piel y hasta incluso la ropa en el caso de prendas finas.

A través de una cánula, el insecto inyecta una sustancia anticoagulante que le permite absorber la sangre. Esta compuesto se mezcla con la saliva del mosquito y penetra en el torrente sanguíneo de la víctima.

Un ejemplar de mosquito tigre Tevarak Phanduang

La suma de estas tres acciones: la picadura, la sustancia anticoagulante y la saliva del insecto provoca una reacción de picor instantánea y además puede inducir una reacción alérgica en la víctima de variable intensidad, desde un enrojecimiento de la zona hasta incluso una reacción anafiláctica.

Además de la reacción y el picor, este mosquito propio del sudeste asiático (y que poco a poco ha ido colonizando otros territorios) puede ser portador de enfermedades tropicales como el Dengue, la fiebre amarilla o el virus del Nilo Occidental. El contagio se produce durante la picadura y el intercambio de fluidos entre el insecto y la víctima. Los virus acaban utilizando al mosquito de portador y éste se convierte en vector.