Nueve casos confirmados en Reino Unido, cinco en Portugal, uno en Estados Unidos, Suecia e Italia y, desde el miércoles, siete en Madrid además de casi otra veintena en estudio como sospechosos, incluido un caso en Gran Canaria. La aparición de varios casos en distintos países de forma simultánea de viruela del mono (una enfermedad del mundo animal, zoonosis, y que aparece de forma esporádica en África) ha hecho saltar todas las alarmas en un momento en el que la población está empezando a superar lo sucedido con la covid-19.

El Ministerio de Sanidad lanzó este martes una alerta para todas la comunidades autónomas después de que se confirmaran los primeros cuatro casos de viruela del mono en Reino Unido, de ahí que sea probable la aparición de nuevos infectados. Aún así, los expertos están haciendo un llamamiento a la calma. Desde la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas (SEIMC) recordaban que es «menos grave, transmisible y mortal» que la viruela humana, erradicada en 1980.

«Con la covid hablábamos de una enfermedad respiratoria, esto no es lo mismo ni se contagia igual», advertía ayer Magda García, responsable de la sección de Salud Internacional del servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital General de València. Este servicio, junto con el del General de Alicante, son las dos unidades de referencia que hay en la C. Valenciana en Enfermedades Emergentes.

Ningún caso detectado

En la C. Valenciana no se ha detectado todavía ningún caso, según han confirmado desde la Conselleria de Sanidad. «De hecho creo que no hemos visto nunca ningún caso, aunque sí sabíamos que la frecuencia e importancia de los brotes en África se estaba incrementando», apunta la experta.

De ahí a que el problema haya saltado a otros países hay solo un paso —«todo se había covidizado pero el mundo no se había parado, ni los brotes de sarampión o polio e incluso ébola»— pero «esto no es un sarampión ni covid. Tiene que haber contacto estrecho con personas infectadas», explica la experta recordando que esta forma de transmisión limita, de algún modo, la expansión de la enfermedad. Así, para que haya contagio tiene que haber contacto con un animal infectado o materiales contaminados.

De persona a persona ocurre, principalmente, a través de gotas respiratorias «de gran tamaño», por lo que se requiere «de un contacto cercano prolongado», no por aerosoles como en la covid, pero también por contacto con los fluidos corporales o mucosas o las propias lesiones cutáneas.

«Las relaciones sexuales pueden representar otra fuente de exposición», apuntan desde la SEIMC. De hecho, la mayoría de los casos confirmados hasta ahora, tanto los de Reino Unido como los de Madrid, tienen un perfil común: son hombres que tienen sexo con hombres, algo para lo que todavía no hay explicación clara. «Estamos dándole vueltas al por qué. Parece que la eliminación viral en fluidos y el contacto estrecho facilita el contagio pero, ¿por qué en ellos? Nos falta una pieza del puzzle», reconoce la especialista.

De hecho, en la alerta sanitaria que envió el Ministerio de Sanidad a todas las comunidades el pasado martes, se pide estar atentos a las personas que lleguen por úlceras como las que provoca la viruela en cualquier parte del cuerpo (aparecen al principio en la cara pero después en manos y pies y en zona genital y por todo el cuerpo) y con fiebre, dolor de cabeza, de cuerpo, agotamiento o ganglios inflamados que son los síntomas habituales. Además, para considerarlo caso en investigación tiene que haber viajado en las tres últimas semanas a África occidental o central (es el tiempo máximo de incubación), tener vínculo con algún caso sospechoso o confirmado o ser hombre que tenga sexo con hombres (HSH).

Más leve que la viruela humana

El periodo de incubación de la enfermedad es «corto», de una a dos semanas con una horquilla de 5-21 días y se es contagioso desde el periodo de invasión (cuando aparecen los síntomas) y luego durante todo el periodo que se tienen las lesiones cutáneas.

Empiezan por ser como un eritema, manchas en la piel, después se hinchan y terminan siendo pústulas y hacen costra, hasta que caen. Los expertos, sin embargo, también creen que puede haber infecciones asintomáticas lo que complicaría el seguimiento de los contagios.

La especialista recuerda que la evolución de la enfermedad no es grave en la mayoría de los casos (los confirmados, en su mayoría, están aislados en sus casas) y que es más leve que la viruela humana. «El que tenga cierta edad recordará casos graves y no es igual», apunta García.

Precisamente el tener «una cierta edad», como apunta la experta del Hospital General, en este caso supone una ventaja porque, según exponía ayer el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría, las personas de más de 40/50 años que sí fueron vacunadas en su día (antes de que se diera por erradicada la viruela del mundo y se retirara la vacuna del calendario infantil) sí mantendrían algún tipo de protección contra la viruela del mono.