Qué pasa en tu estómago si comes un chicle al día
No es un producto tan inocuo como podrías pensar
Mascar chicle es una de las costumbres más arraigadas en las sociedades occidentales. Pocas son las personas que no han masticado chicle alguna vez. De hecho, según algunos estudios, mascar chicle puede ayudar a concentrarse e incluso aumentar el rendimiento intelectual.
No en vano, mascar chicle alivia la ansiedad, reduce los niveles de cortisol y baja el estrés. Y tal vez por eso es un gesto recurrente en muchas personas que dejan de fumar y que encuentran en esta costumbre una vía de escape a su ansiedad.
Cuántos chicles te has tragado
Si es raro hallar a alguien que no haya masticado chicle alguna vez, igual de extraño es dar con quien no se ha tragado por accidente un chicle. Es más, hay personas (suelen ser niños) que incluso tienen la singular costumbre de tragarse la goma de mascar cuando ya le han exprimido todo el sabor.
Pero el chicle no es algo que fuese inventado para ser ingerido. Entonces, ¿qué pasa en estos casos? ¿qué sucede cuando nos tragamos un chicle todos los días, ya sea por accidente o de manera voluntaria?
Lo cierto es que cuando alguien se traga un chicle, éste no puede ser desintegrado por los ácidos del estómago aunque sí acaba siendo expulsado del cuerpo. No es cierto eso que nos contaban de pequeños de que un chicle tarda 7 años en desaparecer del cuerpo (probablemente lo hacían para evitar que los tragásemos de forma indiscriminada), pero es verdad que se trata de un producto que el estómago no puede digerir.
¿Qué ocurre entonces? Pues que la goma de mascar se desplaza sin mayores problemas por el aparato digestivo hasta que acaba eliminándose con las heces.
Sin embargo, y pese a que el chicle es en principio inocuo para la salud, sí puede acarrear ciertos riesgos. Y es que, si uno decide tragar gomas de mascar cada día, es probable que se forme un bezoar (una concreción calculosa o acumulación de alguna sustancia sin digerir) de volumen variable y que se puede localizar en los intestinos o en el estómago.
Según un estudio publicado en la revista médica Pediatrics, el doctor David Milov descubrió hace unos años que los niños que se tragaban muchos chicles finalmente sufrían de estreñimiento crónico, razón por la que la sabiduría popular intenta hacer desistir a los menores de que adquieran esta costumbre.
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