La enfermedad silenciosa: la mitad de los pacientes no sabe que la tiene hasta que es tarde
Los nueve síntomas para reconocer esta dolencia

La enfermedad silenciosa: más de la mitad de los pacientes no saben que la tienen. / Levante-EMV
La mitad de los más de 500 millones de diabéticos de tipo 2 del mundo ni siquiera sabe que sufren diabetes, aunque un diagnóstico es clave para poder afrontar un trastorno que cada vez padecen más personas, según revela la Federación Internacional de Diabetes.
Sus síntomas son inespecíficos y pueden achacarse a otras dolencias que nada tienen que ver con la diabetes; además, muchos pacientes desconocen las señales que el cuerpo envía anunciando esta enfermedad tan extendida. Sin embargo, reconocer sus síntomas es relativamente sencillo y muy útil para conseguir un diagnóstico temprano y poder actuar para intentar minimizar sus consecuencias.
Síntomas de la diabetes: cómo reconocerla
La diabetes puede ser de tipo 1 o de tipo 2. La primera es de causa desconocida, así que no es posible tampoco prevenirla. La diabetes de tipo 2, la más común en todo el mundo, obedece a un estilo de vida que no es precisamente saludable y que se puede corregir e incluso prevenir.
La doctora Lilian Cristina Mendoza, adjunta del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, explica cuáles son los principales síntomas de la diabetes.
Mucha sed y ganas de orinar
El exceso de glucosa se elimina por la orina. Es por esto que cuando los niveles de azúcar en sangre son muy altos, aumenta la frecuencia y el volumen de las micciones, ya que la glucosa atrae el agua.
Se orina más y, para evitar la deshidratación, aparece la sensación de sed, que nos hará beber más agua y, de esta forma, compensar la pérdida de líquido debido a un exceso de azúcar en la sangre.
Hambre constante
El cuerpo reclama más alimento debido a que no puede extraer suficiente energía para las células y eso es porque la insulina no actúa como debería.
La insulina es como la llave que permite a la glucosa acceder a las células y, si no funciona correctamente, ya sea porque el organismo no produce la suficiente (diabetes tipo 1) o porque la insulina no cumple bien su función (diabetes tipo 2), las células no se alimentan.
Es por esto que el apetito se dispara, ya que el cuerpo intenta compensar esta carencia y aumentar el aporte de azúcar para atender a las células.
Pérdida de peso
Dado que las células no pueden alimentarse correctamente de glucosa, el organismo se vale de grasas y proteínas para que actúen como fuente alternativa de energía.
A la larga, esta situación lleva a que se pierdan las reservas de grasas y proteínas y, por lo tanto, se adelgace rápidamente.
Cansancio y decaimiento
Es normal sentir mucha fatiga cuando el organismo se enfrenta a una diabetes. Y es que las micciones constantes y el hecho de que las células no obtengan suficiente energía de los alimentos llevan a experimentar cansancio de forma reiterada y repetitiva.
Asimismo, es habitual que los pacientes con este trastorno tengan mayor tendencia a sentirse irritados o enfadados, ya que acusan el cansancio.

La diabetes es una enfermedad cuyos síntomas pasan a menudo desapercibidos para el paciente. / Levante-EMV
Visión borrosa
El exceso de glucosa atrae más agua y, por eso, se orina más. Pero esto no sólo afecta a la vejiga, sino que también se acumula más líquido en otros puntos, como el cristalino, que es la estructura encargada del enfoque visual. Este incremento de agua hace que el cristalino modifique su forma y su función y acabe por provocar un mal enfoque, con lo que se produce visión borrosa.
Hormigueo en manos y pies
Un elevado nivel de azúcar en sangre durante muchos días acaba por dañar los nervios y, por lo general, esto afecta a las sensaciones que el organismo recoge a través de las manos y de los pies. En concreto, es normal sentir hormigueo o entumecimiento en estas cuatro extremidades.
Curación lenta e infecciones
La diabetes provoca que la curación de heridas e infecciones sea muy lenta porque es habitual la afectación de pequeños vasos sanguíneos. Además, al disminuir la sensibilidad en las extremidades, es común que las lesiones, sobre todo en pies y piernas, no sean detectadas y tratadas con rapidez.
Encías inflamadas y sensibles
El exceso de glucosa afecta a los vasos sanguíneos y provoca inflamación, así que es normal que una zona tan sensible como las encías presente estas dos alteraciones, que se traducen en una enfermedad periodontal.
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