Astenia es un término clínico sinónimo de "cansancio” que se caracteriza por una falta de energía, fatiga o vitalidad generalizada, tanto física como intelectual, que reduce la capacidad de trabajar y realizar las tareas cotidianas. 

La astenia no puede ser considerada una enfermedad sino un síntoma que puede estar asociado al exceso de trabajo, al estrés o a una enfermedad psicológica (ansiedad y/o depresión) u orgánica como anemia, neoplasia, enfermedades neuromusculares y metabólicas, fatiga crónica, u otras.

También, el embarazo, el exceso de actividad, la falta de sueño, una dieta inadecuada, la ingesta de alcohol o de determinados fármacos (antibióticos y/o diuréticos) pueden favorecer la aparición de la astenia. Finalmente, este cansancio, agotamiento o debilidad puede ser debida a una falta o un aumento de los requerimientos nutricionales (vitaminas y minerales) como vitaminas del grupo B,  C y E y oligoelementos como el Cu, Mg, Mn, Zn y Se.

Causas y características

La astenia es un síntoma frecuente entre la población en general. Se estima que cerca de un 50% de la población la presenta. Este síntoma suele aparecer de manera más pronunciada en la franja de edad de los 20 a los 50 años y es más común en mujeres que en hombres. Generalmente se trata de un trastorno transitorio de carácter leve que desaparece en una o dos semanas sin precisar tratamiento alguno. Además, ya que suele coincidir con el cambio estacional del invierno a la primavera este tipo de astenia se conoce popularmente como “astenia primaveral”.

La astenia primavera es un trastorno transitorio de carácter leve que desaparece en una o dos semanas sin precisar tratamiento alguno

Actualmente no se conocen con exactitud las causas que propician la aparición de la astenia primaveral. Algunos investigadores la han atribuido a los procesos alérgicos propios de la época del año en que se da, pero la mayoría la atribuyen a factores ambientales como el cambio climático (aumento de presión atmosférica y temperatura), cambio horario y aumento de las horas de luz al día.

En relación a estas alteraciones ambientales, se producen cambios en la secreción de determinadas hormonas como endorfinas, cortisol, y sobre todo melatonina, que regulan o son influidas por los ritmos circadianos.

Las modificaciones en los ciclos hormonales se acompañan de cambios en los ritmos biológicos para adaptarse a las nuevas condiciones ambientales y, en consecuencia, a los nuevos requerimientos energéticos diarios.

Tratamiento de la astenia primaveral

No existe un tratamiento único y específico que permita evitar, resolver o minimizar los síntomas de la astenia primaveral, pero sí se han señalado una serie medidas generales que permiten reducirlos y aliviarlos. Así, tanto para prevenir como para superar la astenia primaveral deberíamos:

  • Mantener unas rutinas y horarios fijos y regulares. Es particularmente importante ser constante en los horarios de las comidas y sueño. Esto permitirá una adaptación gradual al nuevo horario.
  • Respetar las horas de sueño (intentar dormir más de 6 horas y menos de 10, generalmente se recomienda dormir alrededor de 8 horas)
  • Practicar ejercicio físico moderado (30-60 minutos diarios). Esto facilita eliminar el estrés, recuperar la vitalidad, conciliar más fácilmente el sueño y que este sea más reparador.
  • Mantener una correcta hidratación. Para ello se deben ingerir unos dos litros de agua al día.
  • Llevar una dieta sana, variada y equilibrada. Debemos asegurar a nuestro organismo un aporte correcto de proteínas, carbohidratos y grasas. Debemos incrementar especialmente la ingesta de frutas y verduras frescas hasta al menos 5 raciones al día para asegurar un aporte correcto de vitaminas, minerales y otros compuestos biocativos.
  • Evitar consumir bollería industrial, alimentos precocinados, comidas rápidas y/o productos ultraprocesados ya que contienen alto contenido en sal, azúcares simples, grasas saturadas y harinas refinadas. Se considera que el consumo de estos alimentos puede contribuir al decaimiento, el cansancio y la pesadez.
  • No fumar, ni consumir bebidas alcohólicas en exceso.
  • Evitar las situaciones de estrés.

¿Son recomendables los suplementos vitamínicos?

En determinadas ocasiones, los hábitos alimentarios inadecuados de muchas personas pueden conllevar un déficit clínicamente significativo de vitaminas y minerales que, junto al cambio estacional, puede contribuir a la aparición de la astenia primaveral. En estos casos, cuando el aporte de micronutrientes (vitaminas y minerales) a través de la dieta no es el adecuado, es necesario un aporte vitamínico o mineral complementario.

El uso de complementos alimenticios puede ser una alternativa complementaria recomendable y útil en estas situaciones. Para combatir la sintomatología asténica frecuentemente se utilizan preparados como el polen y la jalea real, ambos tonificantes y energizantes.

También, se suelen aconsejar complementos que ayuden a reforzar el sistema inmune y aportar energía, como los preparados a base de Ashwagandha (Ginseng Indio), Eleuterococo (Ginseng Siberiano), Ginkgo (Guaraná) o Nuez de cola, que tienen propiedades adaptógenas, tonificantes, reconstituyentes y reguladoras de procesos metabólicos, así como estimulantes, debido a los diferentes compuestos activos que presentan y a las posibles sinergias que se pueden establecer entre ellos. 

Para la astenia primaveral, se suelen aconsejar complementos que ayuden a reforzar el sistema inmune y aportar energía

Además de los adaptógenos ya comentados, el magnesio puede resultar un buen aliado para la luchar contra todos estos síntomas, ya que contribuye a reducir la fatiga y a mantener una función muscular normal.

También favorece el mantenimiento del sistema inmunitario, contribuye en la relajación muscular y ayuda a ajustar los niveles de glucosa en sangre. No obstante, para aumentar nuestras defensas y vitalidad, tampoco debemos olvidar otros oligoelementos como el zinc, selenio, hierro y cobre.

En resumen, la denominada astenia primaveral es un trastorno que muchas veces requiere atención médica. No obstante, antes de la consulta aconsejaríamos que se tuvieran en cuenta las modificaciones de estilo de vida que se han referido anteriormente y el consumo de algún complemento alimenticio rico en vitaminas y minerales. Con ello, pueden mejorarse o incluso resolverse un gran número de casos.