Si estás pensando en quitarte esos kilos de más que es habitual echarse encima en vacaciones, debes saber que una de las opciones más valoradas actualmente es la dieta baja en carbohidratos, tanto por los beneficios que aporta a tu cuerpo como por la ayuda efectiva y real que supone para adelgazar. No en vano, este tipo de dietas, también conocida en el mundo anglosajón como la dieta 'low carb' reduce la inflamación corporal y colabora a la hora de bajar los niveles de azúcar en sangre.

La dieta baja en hidratos de carbono consiste en una planificación reglada de la alimentación en la que se reduce notablemente la ingesta de hidratos de carbono hasta el punto de dejarla en torno a los entre 60 y 100 gramos de estos productos al día. En circunstancias normales, los carbohidratos, representados por alimentos como los cereales, la pasta o el pan, por ejemplo, suponen entre el 40 y el 60 % de la energía que nuestro cuerpo recibe de la alimentación.

Reducir este consumo de hidratos de carbono puede tener beneficios para nuestro organismo, ya que es más saciante que otros regímenes para la pérdida de peso, favorece la función intestinal, ayuda en el control de la diabetes de tipo 2 y la retención de líquidos, y mejora los niveles de colesterol. Además, por supuesto, de ser un aliado extraordinario a la hora de adelgazar.

No obstante, hay que hacer hincapié en que lo mejor a la hora de perder peso es consultar siempre con un profesional para que nos guíe y nos diseñe un programa personalizado de adelgazamiento: es la forma más efectiva de perder peso y, al mismo tiempo, eliminar el temido y desastroso efecto rebote de la mayoría de dietas.

Cómo seguir una dieta baja en carbohidratos

Alimentarse con una dieta baja en hidratos de carbono no significa tener que renunciar definitivamente a todos los carbohidratos que la naturaleza pone a nuestro alcance, sino reducir su consumo y, sobre todo, vigilar cuáles se ingieren y cuáles no. En concreto, lo habitual es desterrar de la dieta los azúcares finos y las harinas refinadas, así como limitar el consumo de cereales y derivados. En una palabra, fuera (en gran medida) el azúcar, el pan, la pasta y platos como la pizza, ya que su masa se elabora con harina.

Perder peso con una dieta baja en carbohidratos es posible. Pixabay

A cambio, se fomenta la ingesta de frutas y verduras, que no deben faltar en prácticamente ninguna comida, así como de proteínas de alta calidad como huevos, pescados o carnes magras.

Así, una dieta baja en carbohidratos prioriza los siguientes alimentos:

  • Frutas y verduras
  • Huevos
  • Pescados y mariscos
  • Grasas saludables como el aceite de oliva
  • Legumbres
  • Frutos secos
  • Carnes magras
  • Quesos
  • Semillas

No obstante, también se aceptan otros alimentos como la leche y el yogur, el arroz o las patatas, aunque con un consumo de menor proporción que quien no sigue una dieta baja en hidratos de carbono. Con la ingesta de estos alimentos, no sólo se producirá una mejora de los niveles de azúcar o del colesterol, sino que también se favorecerá notablemente la pérdida de peso entre aquellos que han optado por una alimentación baja en carbohidratos.