El aperitivo, las barbacoas, comidas y cenas fuera de casa, encuentros con los amigos… En verano, y especialmente durante las vacaciones, se producen excesos en la alimentación. Se consume más alcohol, grasas y dulces, además es habitual que se produzca un desorden en las comidas. Y todo ello, puede afectar a la salud.

Según el doctor Miguel Ángel Vázquez, especialista en medicina interna del Hospital Vithas Madrid La Milagrosa, “en esta época del año existe un mayor riesgo de aumentar de peso porque comemos menos, pero comemos peor. Podemos llegar a engordar entre 3 y 5 kilogramos si no tomamos algunas medidas para evitarlo”.

¿Se puede evitar engordar en verano?

Pues los expertos dicen que sí. Para impedir coger peso y, sobre todo, que los malos hábitos incorporados en verano pasen a formar parte de nuestro estilo de vida durante el resto del año, el doctor Vázquez señala que “la actividad diaria estival debe basarse en tres pilares fundamentales: alimentación consciente, estilo de vida activo y descansar y desconectar”.

En ese sentido, destaca la importancia de evitar los atracones: “Tenemos que anticiparnos, es decir, no acumular hambre".

Archivo - Viajeros junto al tranvía en dirección a la playa, en una imagen de archivo GVA - Archivo

También recuerda que es fundamental dedicar “al menos 40 minutos del día a practicar deporte, lo que permite garantizar un aumento de la masa muscular y la utilización de la grasa como fuente de energía”.

La actividad física se puede realizar al aire libre, por ejemplo, caminando unos 6 o 7 kilómetros. Pero debemos ser cada uno los que elijamos la actividad que más nos guste.

Porque como explica el experto, lo mejor es buscar “actividades motivacionales que desarrollen nuestro lado más imaginativo y nos aporten satisfacción, además de hacernos sentir completos y felices”.

“No debemos sentirnos culpables”

La doctora Daniela Silva, responsable de la Unidad de Obesidad Integral y Nutrición de Vithas Internacional, explica que “es normal que, durante las vacaciones, llevemos una alimentación menos saludable, ya sea por que estemos en un sitio donde la comida venga preparada, no tengamos acceso a una cocina, estemos en un lugar donde no sea accesible comer siempre productos frescos o simplemente porque no nos apetece darnos un descanso de la alimentación habitual”.

A pesar de los excesos alimenticios a los que sometemos a nuestro organismo durante las vacaciones de verano, la doctora Silva destaca que “lo principal es no sentirnos culpables. Disfrutar de esos pequeños pecados también forma parte de la salud mental de todos”.

Porque, como asegura esta experta, “una vez empecemos nuestra rutina habitual de estudio, trabajo, etcétera, será mucho más fácil empezar a comer mejor”.

Un chiringuito de Málaga en una imagen de archivo

Consejos para retomar la rutina alimentaria tras las vacaciones

Con la cabeza libre de culpas a causa de los excesos veraniegos, llega la hora de volver a la normalidad. Y entre los consejos que ofrece la especialista de Vithas Internacional para recuperar la normalidad, destacan incluir una fruta o verdura de temporada en cada comida e intentar cocinar en casa, “lo que nos permite no solo ahorrarnos dinero, sino también hacer elecciones más saludables”, explica.

  • Además, recomienda apostar por las ensaladas, “que siguen apeteciendo con el calor. Es una buena forma de ser creativo. Puedes utilizar queso mozzarella, de cabra o feta, así como semillas e incluso frutas. También puedes jugar con el tipo de lechuga, recurriendo a la rúcula, los canónigos o la espinaca. Recuerda aliñar siempre con aceite de oliva virgen extra”.

La doctora Silva también insiste en la necesidad de beber mucha agua y, sobre todo, “darse un respiro de las bebidas alcohólicas”.

Por su parte, Leticia Pérez del Tío, psicóloga sanitaria del Hospital Vithas Madrid Aravaca, explica que tanto la sensación de sed como la de hambre están reguladas por mecanismos homeostáticos, que, "a través de señales fisiológicas, inician y detienen esas sensaciones".

  • Sin embargo, también están reguladas por mecanismos no homeostáticos, "como el sistema hedónico, que regula el apetito y la saciedad activando el sistema de recompensa cerebral como respuesta a un alimento con una alta palatabilidad".

Según indica, la sal, el azúcar y las grasas son agentes palatables de los alimentos que nos resultan agradables al paladar, “por lo que tendemos a repetir su consumo para seguir activando nuestro sistema de recompensa cerebral, aunque no necesitemos objetivamente nutrientes. Es importante ser conscientes de este dato para regular el consumo de alimentos sabrosos, dulces o grasos y prevenir así el sobrepeso”.