Existen algunos alimentos con una gran cantidad de nutrientes, tantos que en muchos casos se les denomina superalimentos por los innumerables beneficios que aportan al organismo. Los frutos secos entran dentro de esta clasificación y, entre todos ellos, hay uno que destaca por su elevado contenido en proteína, tan elevado que incluso se asegura que su capacidad nutritiva es idéntica a la del huevo.

Se trata del pistacho, un fruto seco que sobresale del resto por su alto contenido en fibra, vitaminas E y K, potasio, fitosteroles y caretonoides, además de contar con menos grasa que algunos de su parientes más próximos. El pistacho también es una fuente excelente de hidratos de carbono.

Por qué es tan bueno el pistacho

Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, una ración de pistachos (30 gramos o unas 50 unidades) aportan el 37 % de la ingesta diaria recomendada de vitamina B6, así como una gran cantidad de proteína vegetal y lípidos.

De esta forma el pistacho se conforma como una excelente opción no solo para aquellas personas que se alimentan de todo tipo de productos, sino que es indispensable para los que se decantan por una alimentación vegana y vegetariana. Y es que el pistacho es fuente de proteínas vegetales completas, que cuentan con todos los aminoácidos esenciales.

Además, los pistachos son ricos en minerales y en ácidos grasos esenciales, vitaminas y fibra, algo que lo convierte en un alimento ideal para cualquier dieta.

Beneficios de los pistachos

El consumo regular de pistachos es extremadamente óptimo para el organismo, ya que favorecen la salud cardiovascular y digestiva, además de proteger la vista y favorecer la absorción del hierro y, con ella, la eliminación de la anemia.

Asimismo, el pistacho es excelente como tentempié saludable: potencia el tránsito intestinal, controla el azúcar y favorece la sensación de saciedad, al tiempo que colabora en la pérdida de peso.

Los pistachos son frutos secos que contienen muchas proteínas y tienen tantos nutrientes como un huevo.

Del mismo modo, un consumo habitual de pistachos está relacionado con procesos antiinflamatorios, con lo que se convierte en un aliado excepcional a la hora de luchar contra enfermedades crónicas y degenerativas.

Su gran cantidad de antioxidantes también se vincula con el cuidado de la piel y el cabello; no en vano, una ración de 30 gramos de pistachos contiene más antioxidantes que una taza de té verde, conocido precisamente por su poder antioxidativo.

El pistacho, en la Antigüedad

El pistacho procede de Oriente Próximo y, aunque cada vez está más extendido su cultivo en otras zonas del mundo, Irán sigue siendo la cuna de los mejores pistachos y el mayor productor mundial de este fruto seco tan nutritivo, seguido de Siria, Turquía o Israel. Estados Unidos es el segundo productor del mundo. En España, cada vez se cultivan más, sobre todo en zonas de Castilla La Mancha.

El pistacho también es conocido por sus propiedades afrodisíacas. De hecho, la mismísima reina de Saba se enamoró de este fruto seco tan gustoso y completo. Cuenta la leyenda que, hace 3.000 años, la soberana nombró al pistacho alimento exclusivo de su corte y prohibió al pueblo su cultivo.

Por su parte, el rey Nabucodonosor, soberano de Babilonia, también se dejó hechizar por este fruto seco y empleó parte de sus famosos jardines colgantes para cultivar pistachos y beneficiarse directamente de todas sus propiedades.