El Santo Sepulcro salió a hombros por primera vez desde hacía 63 años en la Semana Santa de Gandia. Uno de los que lo hicieron, hace tres generaciones, fue el bisabuelo de la fallera mayor de València. Hay fotos que así lo atestiguan. Ayer, todos los hombres de la hermandad hicieron fuerza y, por consiguiente, pasaron a las mujeres la responsabilidad de sacar la otra imagen titular, la Virgen de la Esperanza. Una de ellas, Raquel Alario, quien completaba con este acto su participación en la Pasión de la capital de la Safor, un festejo que conoce al dedillo porque «me apuntaron cuando tenía nueve años y no he dejado de asistir ni una vez, ni cuando estuve viviendo en Bélgica». Los Bernabé son los que tienen la vinculación con la hermandad. Raquel afrontaba con respeto el cometido «porque no había podido probarlo antes. Se hizo un ensayo sólo del anda, pero yo tenía compromisos falleros». Aún así, se veía preparada para hacer fuerza. Tanto ella como su hermana Esther ejercieron de porteadoras, su hermana melliza Ana procesionó, su prima lo hizo en la banda y su tio y primo llevaron el Sepulcro.

«Llevo en Gandia desde el miércoles». Por fin tras mucho tiempo de ausencia, porque la familia siempre había tenido como liturgia bajar los fines de semana a la ciudad, algo que no había podido hacer hasta ahora. Tan sólo lo hizo en enero y no por gusto: para despedir a su abuela. Su nombramiento como fallera mayor fue todo un acontecimiento en una ciudad fallera por definición. «Hacía mucho que no venía por Gandia y que no me veía la gente. Prácticamente desde el verano. La gente me ha seguido felicitando cuando me veía y me preguntaba cómo me ha ido todo. Echaba de menos reencontrarme con toda la gente que aprecio de aquí».

Si la agenda semanasantera se lo permite, que da la sensación de que será compatible, Raquel conocerá en 2018 la de los Poblats Marítims: se le ofrecerá ser la clavariesa de los Granaderos del Cabanyal como esto año lo ha sido su antecesora Alicia Moreno.

La agenda de Raquel no para. El domingo se marcha a Murcia, pues en las tierras del Segura celebran las fiestas nada más confirmarse la resurrección.