Los peores presagios se cumplieron y las malas condiciones climatológicas obligaron a las distintas cofradías a tomar, de nuevo, una desagradable decisión, la de suspender también ayer todos los actos y procesiones que se iban a desarrollar en las calles con motivo de la Semana Santa Marinera. El temporal que está instalado en València desde el jueves obligó a ir suspendiendo, paulatinamente, todos los actos previstos para estos días, un pleno fatídico que no se producía desde inicios de los años 70.

Ayer, el ambiente en las diferentes cofradías y hermandades era de tristeza y desolación, ni la mejor de las paellas de Galbis, como la que se estaba cocinando en el Ecce-Homo, servía de consuelo para todas esas personas que trabajan durante el año para ofrecer lo mejor de sí durante estos días, ni tampoco para aquellos, entre los que hay cada vez más turistas nacionales e internacionales, que suelen acercarse hasta el Poblats Marítims para ser partícipes de todos estos actos.

Los únicos elementos de la fiesta que sí pudieron llevarse a cabo fueron los previstos en el interior de los templos, como el encuentro del Cristo de Medinaceli con la Dolorosa en el Grao, pues, ante la previsión climatológica adversa, ya se había optado por desarrollarlo en el interior de la iglesia de Santa María del Mar. Del mismo modo, los cofrades acudieron, eso sí de paisano, a la tradicional ofrenda en el puerto a los que ya no están. Un acto muy emotivo a pesar de que no contó con la vistosidad de otras ocasiones.

«Estamos con un gran pesar»

Especialmente afectado se mostraba el Presidente de la Junta Mayor, Paco Carles, para quien, además, este era el último año en el cargo tras seis como vicepresidente y otros seis como máximo responsable: «Estamos con un gran pesar porque se ha suspendido todo, hasta los actos colectivos como el Desfile de Resurrección», indicaba ayer para añadir que «esta era mi despedida como presidente, y me voy co un sabor agridulce». Carles, que confesaba que incluso se le habían saltado las lágrimas durante una entrevista en directo ayer para una televisión: «Quería terminar mi mandato con un año de esplendor y donde quedara patente el trabajo que todo el consejo de gobierno y todas las cofradías llevan a cabo durante todo el año, pero no ha podido ser y estamos muy fastidiados», aseveraba. Él explicaba que la decisión de suspender el Desfile de Resurrección, un acto único en toda España y en el que participan unas 6.000 personas, fue tomada por mayoría absoluta por las 31 hermandades participantes, de hecho solo cuatro de ellas votaron a favor de salir.