Enrique Amat, Valencia

Se abrió la puerta grande del palenque algemesinense para dos de los actuantes en la novillada de ayer, si bien es cierto que la cosa no fue para tanto.

Se lidió una novillada de Lagunajanda bien presentada, que en general resultó muy toreable. Un excelente primero, un blando aunque acometedor segundo, uno para rejones que sirvió aunque sin celo, y otro que cerró plaza revoltosillo pero que metió la cara y humilló. En cuanto al remiendo de Giménez Indarte, fue y vino pero pensándoselo y acostándose mucho por los dos pitones.

Con este material, lo mejor de la tarde corrió a cargo de David Mora, quien se mostró como un torero de excelente corte y muy empacado si bien algo frío ante el buen primero. Y cambió de registro ante el cuarto, al que terminó de acoplarse a base de exponer y aguantar parones en un trabajo decidido y bien rematado con los aceros.

Sergio Marín anduvo quizá excesivamente pendiente de los tendidos. Compuesto aunque sin terminar de romperse, lució al torear al natural al quinto en series, eso sí, algo cortas y siempre por la periferia.

En cuanto al rejoneador Alvaro Montes, gesticuló en demasía en una labor tan vistosa como embarullada.