España es el país de la Unión Europea en donde "más ha crecido" el número de abortos, aunque los países en los que más mujeres abortan son Reino Unido, Francia, Rumanía e Italia, según el estudio sobre la evolución de la familia en Europa 2009 presentado en el Parlamento Europeo.

Los casos de aborto han registrado un fuerte incremento en los últimos diez años en todo el territorio comunitario, hasta alcanzar la cifra de 1,2 millones de abortos anuales en 2007, lo que supone que "uno de cada cinco embarazos en la UE termina en aborto", explicó el presidente de la federación internacional del Instituto de Política Familiar (IOF), Eduardo Hertfelder, quien aseguró que ésta es "la principal causa de mortalidad" en Europa.

Durante la presentación de los datos del informe, Hertfelder alertó de que aunque España no es el primer país en número de casos, podría situarse en tercer lugar en apenas "tres o cuatro años" si se tiene en cuenta su progresión. Los casos de aborto en España "se han duplicado en diez años", insistió, ya que han pasado de unos 62.000 casos anuales hasta los más de 112.000 de 2007.

Las interrupciones del embarazo llevadas a cabo en Reino Unido, Francia, Rumanía, Italia, Alemania y España suman el 75% de los casos de la Europa de los Veintisiete, mientras que en la mayor parte de los países de la ampliación la cifra se ha reducido.

El informe se refiere especialmente a los abortos de las jóvenes europeas y advierte de que uno de cada siete casos es de menores de 20 años. "Cada tres minutos aborta una joven en Europa", lamentó Hertfelder.

Por otro lado, en la Unión Europea se celebran 725.000 matrimonios anuales menos que hace diez años y, sin embargo, el número de divorcios crece y se producen más de un millón de rupturas cada año. También es en España donde "más han crecido las rupturas familiares", apuntó Hertfelder, junto a Bélgica y Hungría. En estos tres países, tres de cada cuatro nuevos matrimonios acaban en divorcio.

Además, los hogares cada vez están "más vacíos", con una media de 2,4 personas por vivienda, y sólo hay nacimientos en uno de cada tres hogares europeos, mientras que el 25% son unipersonales. El número de matrimonios en primeras nupcias también se reduce frente a quienes se unen en segundas nupcias y la población soltera "casi alcanza" a la población casada.

"Invierno demográfico"

El estudio también critica la falta de políticas europeas específicas para la familia y reclama que sea considerada como institución y tratada como una prioridad de la UE en el futuro.

La representante del IPF en Francia, Martha Thes, incidió en que "no existe ningún órgano comunitario" que se encargue de las políticas para la familia, a pesar de la necesidad de contar con organismos "adaptados" que diseñen proyectos concretos a nivel nacional y europeo. Además reclamó "más subvenciones" de la UE para apoyar a las familias.

A la "escalada" de abortos se unen otros problemas como la caída de la natalidad (nacen 775.000 niños menos que hace 20 años en la UE), el "desplome" de la nupcialidad, la "explosión de la ruptura de la familia" y el envejecimiento de la población. Un contexto que hace a Europa moverse hacia una sociedad "desestructurada" y "falta de valores", puntualizó Hertfelder.

En la UE viven 500 millones de personas tras un crecimiento poblacional "lento" y fundamentalmente basado en el aumento de la inmigración. No en vano, el 78% del crecimiento de la población, según el estudio, se debe a los inmigrantes que permiten el crecimiento poblacional en el 80% de los Estados miembros. España ocupa el primer lugar entre los países en los que más ha aumentado el número de inmigrantes y el 10% de sus ciudadanos es extranjero.

En este contexto, Europa envejece --con una edad media de 40 años-- y el número de mayores de 65 años ya supera a la población menor de 14 años en 6,5 millones. Se ha invertido la pirámide demográfica y, "si sigue así, en 2050 el panorama será catastrófico", con una media de edad de 47 años y sólo un ciudadano de cada ocho tendrá menos de 15 años.

La Unión Europea atraviesa un "invierno demográfico", explicó Hertfelder, con un déficit en la natalidad que amenaza el Estado de bienestar, porque caerán los ingresos para costear el gasto necesario para atender a una tercera edad cada vez mayor en número y a una nueva 'cuarta edad' (mayores de 80 años).