Tras el mano a mano del pasado sábado con El Juli, José María Manzanares (Alicante, 1982) regresa hoy a la plaza de toros de su ciudad natal para protagonizar otra de las tardes importantes de la Feria de Hogueras de San Juan. El diestro comparte cartel con otro valenciano, Enrique Ponce, y con la joven promesa Danie Luque. Manzanares -hijo del torero del mismo nombre y nieto del banderillero Pepe Manzanares- asegura que llega con muchas ganas, ya que la ganadería de Justo Hernández es de las que le gusta.

Pero el espada afirma que para ser figura "hay que cortar las orejas a todos los toros independientemente de su cualidades", lo que obliga a tener "un fondo técnico muy grande" y un factor que el público capta enseguida, entrega. En una entrevista con la revista taurina Aplauso, el diestro sostiene que "hoy en día es complicado que te salga a diario el toro completo y las exigencias de la profesión te obligan a tener que acoplarte a un toro medio con el que tienes que exponer y poner mucho de tu parte".

Los inicios de Manzanares -con siete años de alternativa- fueron difíciles, con la comparación constante con el referente paterno. El torero asegura que ahora mismo es "sin ninguna duda" el diestro que quiere ser. "Mi apoderado y yo -zanja- tenemos muy claro que mi carrera la dirigimos nosotros porque el dueño de mi vida y de mi carrera soy yo. Me ha costado mucho esfuerzo y muhco sacrificio, pero quien manda en mí soy yo al cien por cien". Sólo compite consigo mismo, dice el joven diestro. En los demás sólo se fija "para aprender y para admirar las cosas buenas. Me gusta respetar a todos, pero sólo compito conmigo, con ser cada tarde mejor torero".

Esa es su meta, asevera, superarse en cada enfrentamiento con el toro. Ir a más y "poder ser algún día un torero de época".

"La responsabilidad me gusta", agrega en la citada entrevista. De hecho, confiesa, donde verdad disfruta es en las plazas grandes, allí donde más miradas hay puestas en él. "La presión hace que me crezca, que me exija mucho a mí mismo y que me vea muy metido en el toreo. Saber que el público espera mucho de uno es muy bonito, es lo que sueñan todos los toreros. Lo triste es que nadie espere nada de ti, eso sí sería preocupante", reflexiona.

En este sentido, la plaza de Alicante es aquella en la que más presión siente, porque en los tendidos están su familia, los amigos y los paisanos. "Es la plaza en la que siempre quiero estar bien", señala, la de mayor responsabilidad, por encima incluso de Madrid o Sevilla.

Manzanares, que reapareció en Granada tras una operación de hernia, mira al pasado -y a los que le criticaron en los inicios- sin ira. Admite que él tampoco se encontraba bien en los dos primeros años. "Gracias a mi esfuerzo pudo recuperar la ilusión y superar todo aquello", afirma.