La figura del caza vampiros ha sido a lo largo de los años fuente de inspiración para relatos literarios y audiovisuales en la pequeña y gran pantalla. La serie televisiva Buffy o el personaje del doctor Van Helsing en Drácula son sólo dos de los ejemplos de estos cazadores de los "no muertos".

Ahora el escritor e investigador de temas ocultos, Javier Arries descubre al primer caza vampiros oficial del que se tiene documentos y asegura que es español, en concreto de orígenes valencianos.

Se trata del conde Cabreras, capitán de regimiento durante la guerra entre austríacos y turcos en 1715. La fama de cazador de estos seres le viene cuando Austria conquista unas regiones que ocuparon sus militares y que eran vigiladas por los campesinos. En una velada, un militar y uno de estos hombres del campo cenaban cuando un desconocido se sentó a la mesa. Cuál fue la sorpresa del campesino al ver que la inesperada visita se trataba de difunto padre, enterrado hacía más de 10 años.

Es entonces cuando entra en escena el conde de Cabreras, encargado de esclarecer los hechos. Una vez comprobada la versión del campesino decide exhumar los restos del padre, cuyo cadáver aparece con supuestos síntomas de vampirismo: cuerpo elástico, y con sangre roja y en circulación. Tras la comprobación, decapitan y vuelven a enterrar el cuerpo.

La popularidad del Conde Cabreras alcanzó tales cotas que no fue el único caso que le presentaron. Al parecer, también se enfrentó a un padre, muerto 30 años antes, que se había aparecido a la hora del almuerzo para chupar la sangre de su hija. Otro caso de vampirismo se le presentó tras la muerte de una mujer, a la que siguieron las de su hijo mayor y menor. Tras desenterrar el cuerpo de la mujer observa los mismas características que en el progenitor del campesino. Decide trocear el cadáver, aunque las muertes se suceden y los restos de la mujer permanecen incorruptos.

Caso tras caso, el conde de Cabreras fue desenterrando vampiros y ganándose la fama de caza "no muertos". Su técnica: trepanarles las sienes, quemarles o el entonces "tradicional" corte de cabeza.