¿Qué les ofrece a los empresarios que van a verle, le escuchan o le leen?

Hablamos de técnicas y actividades prácticas para que los emprendedores puedan impulsar su negocio. Éste es un momento de oportunidades y hay que aprovechar ayudándose de principios y reglas.

¿Oportunidades, con la que está cayendo?

Sí, de verdad. Claro que hay mucha gente con problemas, pero es que las empresas están para solucionar problemas. Si tú coges un problema y te dedicas a solucionarlo, antes o después te irá bien. Hoy en día la sociedad tiene un déficit muy profundo de cultura emprendedora. Ha prevalecido la vaguería, la cultura del pelotazo, el intento de escaquearse del trabajo, y eso no es cultura emprendedora.

En su libro "¿Cómo emprender con éxito?", habla de 50 errores frecuentes. ¿Alguno de los más habituales?

Hay uno muy grave que es que hay gente con talento que no son capaces de vender. En España creemos que vender es engañar, y para nada. Venderse es fundamental.

Usted mismo dio un vuelco a su vida. ¿Qué ocurrió?

Yo tenía una pequeña agencia de comunicación. Me fui de vacaciones y a la vuelta estaba todo hecho un desastre. Hice una limpieza de clientes y de proyectos, me quedé con lo mínimo y me dije: ya que hay problemas, voy a dedicarme a aquello que realmente me apasione y opté por dedicarme al trabajo del desarrollo personal y a la divulgación aprendiendo técnicas para ayudar a la gente. Me costó, pero hoy me dedico a aquello que soñé hace unos años.

¿Somos más receptivas las mujeres a estas técnicas?

Sí, claramente. Yo creo que el siglo XXI será el siglo del hemisferio derecho, la capacidad de escucha, la capacidad de comunicación, la empatía, la inclinación artística... son cualidades que normalmente se atribuyen a la mujer y por ello todo este cambio que hay en este mundo globalizado, todas las habilidades en teoría femeninas, triunfan.

También ha lanzado un juego para "descubrir al emprendedor que llevamos dentro"...

El juego es como un libro. Hemos materializado consejos clave y herramientas que a nosotros nos hubiera gustado disponer hace años. Nosotros decimos que en el siglo XX era el siglo del Monopoly. Fíjate, qué juego más absurdo. Su objetivo era ganar dinero no se sabía para qué, acumular propiedades y echar a los compañeros. A mí me parece muy bien que la gente se haga rica, pero ¿para qué? Por eso la primera pregunta que se plantea en mi juego es: ¿Para qué quieres jugar?