La revista francesa Closer ha entregado a los duques de Cambridge las fotos digitales que publicó de Catalina, la esposa del príncipe Guillermo, en topless, tal y como ordenó una sentencia de un tribunal galo. La justicia francesa es una de las más duras en la defensa de la privacidad. Pero la real demanda de no ha servido para frenar la difusión de las instantáneas por todo el mundo. Ayer, la revista danesa Se og Hør fue más lejos publicando otro grupo de fotografías de la misma secuencia tomada por un paparazzi freelance -al que la policía francesa está buscando- en el que la futura reina aparece sin la parte inferior del biquini.

El semanario Closer fue el primero en publicar fotos de la duquesa de Cambridge con los senos descubiertos, tomadas en una finca de la región francesa de la Provenza durante unas vacaciones. El Tribunal de Nanterre, a las afueras de París, prohibió el martes la cesión de las fotos, bajo la amenaza de una multa de 10.000 euros por cada día de retraso. En paralelo a la denuncia civil, los príncipes británicos presentaron otra denuncia penal por atentado contra su vida privada.

En Francia existe un antecedente reciente con cierta similitud. Valérie Trierweiler, pareja de François Hollande y primera dama, fue pillada en la playa durante una vacaciones en la Costa Azul. En biquini. Hubo demanda y sentencia exprés contra la revista VSD. "No era necesario para la legítima información del público mostrar a la compañera del presidente de la República en la playa del fuerte de Brégançon", concluyó la juez.

Pero esta doctrina vale sólo para territorio galo. Y no todas las legislaciones son tan restrictivas, ni todas las sociedades reaccionan igual. "Siempre es relevante para nosotros que una duquesa y futura reina de Inglaterra salga en "topless", más aún si muestra sus pechos de forma voluntaria hacia una vía pública", dice Kim Henningsen, redactor jefe de Se og Hør. Henningsen culpa a la princesa, ya que en su condición de una de las mujeres más fotografiadas del mundo no debería dar oportunidades a la prensa en lugares públicos. En Italia, la revista Chi, del grupo editorial propiedad de Berlusconi, también difundió el topless.

En España parece descartado, aunque la intimidad aquí no parece sagrada y hay jurisprudencia referida no a personajes de la realeza pero sí de la vida pública que defiende el interés general de las fotos (caso de Nati Abascal). Hay sentencias en sentido contrario, entre ellas la reciente de Elsa Pataky contra Interviú, revista que, por cierto, mostró a la duquesa de Alba con los pechos al aire.