Cara desencajada y muy nervioso. Así se presentó ayer el párroco de Churra, Javier Ruiz, en la alcaldía de la pedanía. En el despacho del alcalde, Francisco Muñoz, el cura no podía estar más de dos minutos seguidos sentado en la silla. "No, no puede ser. Ese no soy yo, porque yo no voy a esos sitios", comentaba después de que el propio alcalde le enseñara las fotografías.

Conocedor de que todo el pueblo sabía lo ocurrido, Ruiz lo tenía claro: "A Jesucristo también lo señalaron y crucificaron. Esto es una prueba que me ha puesto el Señor", decía. Para Ruiz, se trata de un montaje fotográfico realizado por "algún enemigo, que lo tengo, que quiere acabar conmigo". Preguntado por lo que el pueblo podía pensar de él, el cura aseguró a LA OPINIÓN que "lo que piense la gente me da igual, ese no soy yo y no puedo reconocerlo porque no puedo acabar de esa manera con mi trayectoria". Ruiz aseguró no querer abandonar Churra.