La sonda «Voyager 1», lanzada por la NASA en el año 1977, abandonó el sistema solar y se adentra solitaria en el enorme vacío interestelar. Pese a la enorme distancia a la que se encuentra y a estar construida con una tecnología hoy elemental, continúa enviando débiles señales a los técnicos de la misión. La enorme distancia a la que se encuentra de nosotros (el jueves mismo estaba a 18.771,15 millones de kilómetros de la Tierra), equivale a 17,4 horas luz; es decir, un haz de luz (o una señal de radio) enviado desde nuestro planeta tardaría ese tiempo en alcanzar la posición actual del «Voyager». Teniendo en cuenta que la Tierra se encuentra a 8 minutos luz del Sol, la distancia recorrida por la sonda es enorme. Pero el vacío interestelar es abismal: nuestra estrella más cercana (Proxima Centauri), se encuentra a 4,22 años luz. La sonda «Voyager» tardaría 76.500 años en llegar a ella. Pero eso apenas es nada en comparación con un universo observable cuyo diámetro ronda los 93.000 millones de años luz.