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El reparto del legado de la fallecida duquesa de Alba, que presumiblemente se llevará a cabo en Madrid, ha vuelto a poner sobre la mesa las diferencias fiscales autonómicas. Pagar el correspondiente impuesto de sucesiones les saldría a los seis hijos de Cayetana mucho más caro en Andalucía pero la aristócrata vivió sus últimos años y murió en Sevilla. ¿Dónde le correspondería en realidad tener el fisco?

Cayetana de Alba se declaraba sevillana de corazón pero a ojos de Hacienda seguía siendo madrileña (nació en el Palacio de Liria de Madrid y allí tiene su sede la Fundación Casa de Alba). Para tener su domicilio fiscal en la capital, además, declaraba que al menos la mitad más uno de los días del año los pasaba en Madrid.

Una fortuna y un patrimonio como los que se barajan (rayanos los 3.000 millones) puede suponer un pellizco millonario en el Impuesto de Sucesiones en el caso de Andalucía, alrededor de un tercio del total. Sin embargo, en Madrid la cifra desciende vertiginosamente a prácticamente la décima parte, el 4%. Madrid, con gobierno popular, bonifica al máximo, con un 99%, la cuota del impuesto de sucesiones mientras en la comunidad presidida por la socialista Susana Díaz puede llegar al 36 % como mucho.

El presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, recordaba ayer que «La última donación „de la duquesa en vida a sus hijos, antes de casarse„ se hizo en Madrid, está residenciada en Madrid, tiene su domicilio y residencia en el Palacio de Liria y aparentemente debería tributar aquí». No obstante, indicó que «si la Junta de Andalucía entiende y acredita que se ha vivido más tiempo estos años allí, según la ley debería hacerlo allí». «En todo caso, es la familia quien debe tomar esa decisión los próximos meses», afirmó.

Como norma general, la liquidación del tributo debe hacerse en el sitio donde se reside habitualmente, donde haya pasado más tiempo en los últimos cinco años de vida.