La cocina japonesa va mucho más allá del tópico del sushi. Sin embargo, a su éxito comercial se debe que la cultura occidental se haya atrevido a abrir la puerta de la gastronomía nipona. Tras ella se esconden sabrosos platos que, poco a poco, le están quitando el protagonismo a los famosos rollos de arroz. Uno de los mejores ejemplos es el ramen, la versión japonesa de la sopa de fideos chinos, un símbolo de la cultura popular del país del sol naciente y uno de los alimento base que estructuran su elaborada cocina. De hecho, en los últimos tiempos se ha convertido en el plato estrella de muchos restaurantes japoneses diseminados por el mundo.

El ramen es ya toda una tendencia gastronómica en Londres o Nueva York. Por contra, en España se encuentra todavía en plena fase de asentamiento. En la ciudad de Valencia, por ejemplo, hay restaurantes especializados como el Kamon, en la calle Conde Altea, que lo incluyen en el menú del fin de semana. Pero el fenómeno del ramen no deja de expandirse.

Este plato se popularizó en Japón a lo largo de la década de los 80, cuando nacieron centenares de bares que ofrecían estas reconfortantes sopas de forma rápida e informal. En realidad, las primeras adaptaciones llegaron de la mano de los soldados japoneses que, después de la Segunda Guerra Mundial, trajeron a sus casas los sabores que habían probado durante su complicada estancia ultramar.

Desde entonces el ramen es parte de la cultura japonesa y del día a día de sus habitantes. Se estima que hay unos 80.000 restaurantes especializados en Japón e incluso hay un museo dedicado en Yokohama, prácticamente un parque temático que recrea las calles del año 1958, cuando se creó el primer ramen instantáneo, el mismo que ha llegado a ser muy popular en todo el mundo.

Para los adictos a este plato, —ramen otaku, en japonés— el ramen es mucho más que una sopa. La elaboración del caldo es muy costosa. Puede llevar entre siete y diez horas para garantizar el umami —el sabor típico de la cocina nipona y ya reconocido como quinto sabor universal—. A este tiempo de cocción hay que sumar la preparación de los ingredientes fundamentales del plato. Entre ellos están los conocidos noodles —fideos— y los toppings —guarniciones—, que se sumergen posteriormente en la sopa.

Algunos de los ingredientes que acompañan habitualmente a los noodles en el ramen son el chashu —cerdo asado—, huevos cocidos a baja temperatura, cebolleta china y las algas nori, aunque hay decenas de variantes. Al menos hay veinte variedades de ramen clasificadas en las distintas regiones de Japón y cada «ramen bar» tiene su propia receta. Y es que, aunque su elaboración exija mucha metodología, en el ramen cabe la improvisación.

Alberto González e Hiroshi Suzuki, los dueños y cocineros del restaurante Kamon, sirven cada semana entre 40 y 50 raciones de ramen entre su clientela. En su caso emplean la receta de Tokio, que parece haber conquistado a los comensales valencianos.