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Entrevista | Xapo Ortega

"El silencio de las instituciones tras el accidente del metro es como el de ´Ciutat Morta´"

«No todos los policías son corruptos o torturadores, pero todos callan. Hay un sistema de impunidad», señala Ortega

Ortega, ayer en la UV, invitado por la Unió de Periodistes. fernando bustamante

¿La repercusión de «Ciutat Morta» prueba que la sociedad está viva ante las injusticias?

Nos ha sorprendido, pero quizás no es sólo por la película. Desde el 15M, cuando se empezó a visualizar los abusos policiales, hay un clima, un estado de opinión, derivado del corporativismo de los cuerpos policiales. Siempre se dice que las actuaciones policiales son correctas, cuando es evidente que no es así. Ese cerrar filas ha despertado cierta inquietud en la población. Esta película hace seis años no habría funcionado igual.

El documental, dirigido por Xavier Artigas y usted, ha recibido varios premios. ¿Es un éxito agriducle?

Lo mejor hubiese sido no tener que hacer esta película. Pero era necesario, porque no tenemos las vías para denunciar este tipo de hechos desde las instituciones.

«Ciutat Morta» denuncia el silenciamiento, desde altas instancias, de una injusticia. ¿Es un caso comparable con el accidente del metro de Valencia?

Lo de Valencia fue mucho más grave, con muchos muertos y heridos. Pero sí. Los dos casos coinciden en que las instituciones intentan silenciar una situación en la que hay responsables políticos, judiciales o policiales que no han hecho bien su trabajo. Es el mismo silencio para evitar responsabilidades que el de Ciutat Morta.

El filme habla de la corrupción policial. ¿Se puede confiar en la policía?

Diría que no. No todos los policías son corruptos o torturadores, pero todos callan y eso es muy grave. Hay un sistema de impunidad que alcanza al ámbito político y judicial. Si queremos una policía democrática debería haber denuncias internas. Cuando un policía tiene noticia de un abuso debería denunciarlo, aunque puede que ahora no tengan las herramientas para poder hacerlo. Ese corporativismo deslegitima la institución.

Les acusan de ser parciales porque en la cinta no se ofrece ningún testimonio policial...

Siempre hemos dicho, desde que empezamos a hacer el documental, que lo hacíamos desde una de las partes. Creemos que la objetividad es hipócrita, no existe. Intentamos hablar con todas las partes pero la otra no quiso hablar, seguramente porque su verdad ya está explicada en los juzgados con unas condenas que dicen lo que ellos piensan. En el documental salen todas las sentencias que condenan a los chicos del 4-F y creemos que la otra parte está así representada en la película. Nunca nos vamos a esconder de que formamos parte de una de las partes, pero todo está hecho con rigor, con pruebas.

¿Es un silencio cómplice?

Es un silencio muy cómodo. El documental es incómodo porque reabre una herida que nunca se cerró en Barcelona. El alcalde Joan Clos, cuando ya hace dos meses desde que el documental se emitió en TV3, aún no ha dicho nada. No ha salido, ni siquiera, a desmentir lo que se relata. Que un exalcalde y exministro no haya dicho nada nos parece revelador.

¿La corrupción es un tumor extirpable o forma parte del ADN de la sociedad?

No es cuestión de manzanas podridas, sino del cesto. Es un mal endémico del sistema, que proviene de una Transición mal planificada en la que pudieron las prisas y no se hizo lo suficiente para depurar ciertas instancias.

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