El blindaje ha vuelto al set al aire libre que reproduce Meereen. Todo el perímetro compuesto por la zona de Jardines y la plaza Santa María se convertía nuevamente en un búnker, cerrado al paso de curiosos y también protegido de miradas que pudieran escrutar y revelar cualquier detalle, hasta el punto de que cuando se rueda dan aviso al personal de seguridad para que no mire en dirección a la zona de rodaje.

Ayer lunes, a un día de que el rodaje finalizara, se rodaba justo en la explanada que conecta la plaza con la pendiente que conduce al Portal Fosc, un lugar que el domingo ya mostraba restos del atrezzo destrozado. Si el sábado fue uno de los días más potentes desde que HBO ha puesto sus pies y todo su equipo en Peñíscola -con una extenuante jornada en la que participaron 250 extras y que transcurrió en el mismo epicentro de la plaza Santa María- ayer rodaban escenas 31 figurantes que interpretaban a esclavos famélicos. A algunos se les podía divisar en un momento de descanso sentados en una de las murallas. La productora escogió para estas escenas a extras especialmente delgados.

El rodaje de ayer lunes contaba, además, con la presencia de uno de los guionistas de la serie, que asistió a la grabación desde el set de rodaje. La famosa catapulta no es tal, sino una grúa de madera envejecida que en la serie se podrá ver como elevador de los sacos apilados.

Cuidado hasta el último detalle

El ambiente de rodaje ha seducido a los extras. Además de existir un numeroso equipo, que supera en número a los extras, son profesionales que no dejan pasar por alto ningún detalle, realizan seguimiento de cada pauta en la consecución de las caracterizaciones (un proceso que suele tener una duración de horas). Por eso el sábado la cita en el set era a las 4 de la mañana, porque vestir y peinar a tanta gente lleva su tiempo. Este cuidado es parte del éxito de la serie que siguen millones de personas en todo el mundo, y el equipo está al tanto de todo, desde envejecer cada pedazo de cuero con pigmentos, hasta retornar a su lugar cada mechón de pelo suelto. Los maquilladores repasan constantemente la caracterización de esclavos y actores: a los figurantes en el papel de esclavos se les revisaba la piel de brazos y piernas para matizar la lograda imitación a suciedad y mugre característica que se supone que lucían los esclavos en Juego de Tronos.

Los participantes destacan el ambiente casi «eléctrico» que se respira, «desde el encargado de la iluminación hasta el que trae los bocadillos, todos los que participan están muy motivados, lo viven y disfrutan y eso es algo que se nota y se contagia, les gusta, sin duda y están volcados. Ha sido fantástico».