Si usted se llama Eugenia, vive o vivía en Alaquàs y actuaba en un número de ballet clásico con la compañía Espectáculos Excelsior en los años ochenta, hay un regalo de enorme valor sentimental esperándola. Tan sólo tiene que manifestarse. Se trata de una canción inédita que le dedicó Joan Baptista Humet y que hoy mismo se escuchará por primera vez, en la quinta edición del Festival de la Canción de Autor que se celebra en su Navarrés natal.

Se trata de un regalo procedente del pasado, un obsequio póstumo que el cantautor dejó pendiente y que ahora su particular albacea, Francisco Martínez Climent, presidente de la Asociación Amigos de Humet, intenta materializar.

La historia se remonta a hace algo más de 30 años. «Juan era la estrella del espectáculo Vendaval de Estrellas, que incluía cómicos, vedettes, una orquesta, otros cantantes y un grupo de ballet clásico». Una de las chicas que bailaba se llamaba Eugenia «y se quedaba todas las noches a escucharle cantar, en lugar de irse». El que después sería figura de talla trabó amistad con ella y con su padre y acabó componiéndole una canción: Eugenia. «Esta canción tenía que haber salido en el disco de 1987».

Eugenia no tenía la historia trágica de su mítica Clara, aquella que intentaba hacer amigos en la nieve, al abrigo de otra lucidez, pero la vida la había puesto a prueba. Quedó embarazada de joven y el padre de la criatura se desentendió. También tuvo que abandonar el trabajo en una fábrica. En esa espiral consiguió, una vez dio a luz, aprovechar su querencia por el ballet para enrolarse en la compañía, donde conocería al compositor valenciano.

La historia dice que ese vinilo se quedó en el camino, al coincidir con un movimiento de compraventa de discográficas, hasta el punto que el propio Humet se retiró. «La canción quedó ahí, guardada». Quince años después, en 2004, reaparecería poniendo en el mercado Sólo bajé a comprar tabaco, pero Eugenia no fue incluida en el álbum. Francisco Martínez cree que fue un error. «Para mi gusto, la canción que se incluyó en su lugar era más floja».

El destino se ensañó con Joan Baptista. Un cáncer de estómago acabó con su vida en 2007. «Apenas tres días antes de morir me hizo unos encargos: que le organizase el entierro, que incluyera una alusión a Otoño en Navarrés en la lápida y que intentara localizar a la chica para entregarle la canción». Pero Eugenia no aparece. «Lo he intentado preguntando en el ayuntamiento incluso, pero no hay forma. Quiero entregarle una copia de la canción para cumplir el deseo de quien pensó en ella». A falta de apellido o de más datos, Martínez cree que las referencias podrían ser suficientes para localizar a la misteriosa Eugenia.

En cualquiera de los casos, la canción saldrá al aire por primera vez esta tarde en la cooperativa del pueblo, donde, tras un coloquio, se realizará la primera audición de la misma. Por la noche, siguiendo la costumbre, la Casa de la Música honrará a su ilustre músico con un concierto en el que participarán Alberto Alcalá, Miguel Vigil, Patricia Lázaro y David Torrico. Si Eugenia se hiciera presente sería el no va más.