El árbol genealógico es la herramienta más conocida para reconstruir la historia de alguien hacia sus antepasados. Permite recuperar las raíces de cada uno, su historia familiar y los apellidos que no salen en el carnet de identidad.

Los blogs Heraldaria.com y Genealogiahispana.com ayudan a la entretenida construcción del árbol, que se resume en cuatro pasos:

1. La información, en casa

La vinculación más directa que tenemos con nuestra historia son nuestros familiares más próximos. Entrevistarlos es el primer paso para empezar el árbol. Contarán historias, quizás, con más nostalgia que precisión. Pero también es muy posible que guarden fotos antiguas, archivos, cartas... que serán muy útiles en esta búsqueda.

2. Consultar el archivo municipal

El árbol ya ha cogido forma, por lo menos, hasta los ocho primeros apellidos. Es el momento de utilizar las entrevistas para ir más allá. Teniendo en cuenta la localidad de los antepasados, los archivos comarcales y municipales serán de gran ayuda, ya que pueden contener información sobre los familiares o quizás sobre su barrio, su lugar de trabajo...

3. FamilySearch, MyHeritage... y redes sociales

Con la ayuda de los archivos, la información es más documentada y aporta contexto a las historias personales. Pero el trabajo no acaba aquí. Portales como FamilySearch o MyHeritage son una herramienta imprescindible para tener un buen árbol. En estos, gente de todo el mundo difunde sus árboles genealógicos y encuentra a familiares lejanos gracias a apellidos comunes. Además de esos portales, si se conocen nombre, apellidos, residencia... de algún familiar lejano, las redes sociales, los listados telefónicos o incluso Google pueden ayudarnos a encontrarlo. Será una gran experiencia y un buen avance para el árbol. Cuanta más información previa se tenga de los parientes, más fácil será encontrarlos.

4. Reconstruir y difundir la historia familiar

El árbol genealógico no se puede acabar nunca, pero también es difícil encontrar el límite de información en la investigación familiar, ya que cada respuesta da pie a nuevas preguntas. Mientras se trabaja el árbol, se recomienda hacer difusión de la historia y de los antepasados. Sus vidas no son solamente de interés personal, puede que reflejen la realidad de un barrio, de un pueblo, de una fábrica... y que sean útiles para los historiadores. Además, también pueden ayudar a otras personas a crear su propio árbol.