La última entrega de premios de la Academia Valenciana de Gastronomía nos descubrió un líder rural del siglo XXI. Paco Calatayud recibió el premio a la bodega del año y en su discurso de agradecimiento hizo una encendida defensa del medio rural. Sin que nos diéramos cuenta, nos soltó una arenga corta y concisa a la altura de un cabecilla ecologista. Puso en valor su territorio, ese conjunto de valles maravillosos que forman les Terres dels Alforins, sin alzar la voz, con la autoridad que dan los años y un lenguaje cercano y sensible que nos llegó al alma. El viejo vinatero destacó su paisaje, la tradición vinícola de la zona y un entorno natural de altísimo valor ecológico. Para acabar vinculó la conservación de todo ese patrimonio a una actividad económica, centrada en el vino y la gastronomía, sin la cual ese paisaje y su paisanaje tienen fecha de caducidad.

Ese discurso lleno de mensaje e intenciones debe servir de inspiración al nuevo presidente de la Academia Valenciana de Gastronomía. Recién nombrado, Sergio Adelantado tiene ante sí el reto de dar un nuevo impulso a una academia que deja atrás la etapa de Cuchita Lluch, quién dio a la asociación la visibilidad y popularidad que ahora tiene.

Si la Academia ha de interesarnos por algo a aquellos que no formamos parte de esta asociación privada ha de ser por la influencia positiva que ejerza en nuestra gastronomía. Por eso me gustaría que Sergio Adelantado diera un paso al frente y fuera capaz de construir un mensaje valiente que ayudara a vertebrar nuestro territorio a través de la gastronomía. Quisiera verlo, como al viejo Paco, defendiendo nuestras huertas, nuestros paisajes y nuestros cocineros. Pero Sergio acaba de llegar (hay que darle tiempo), y yo no soy académico, así que mi opinión solo vale para agitar un poco la conciencia de quien debe encontrar su propio camino.