El grupo de Gravitación y Relatividad de la Universidad de las Islas Baleares (UIB), el único equipo español que forma parte del descubrimiento de las ondas gravitacionales anunciado hoy, tuvo una participación activa en el registro de este evento por primera vez, cien años después de su predicción por parte de Albert Einstein.

En concreto, el doctor austríaco Sasha Husa -que investiga en la universidad balear- ha sido uno de los "revisores" del equipo científico internacional del proyecto LIGO que registró el pasado 14 de septiembre por primera vez las ondas gravitacionales, es decir, que registró el "eco" en la Tierra de la fusión de dos agujeros negros que ocurrió hace unos 1.000 millones de años.

A partir de ahí "comenzó un tsunami de correos electrónicos", ha explicado la investigadora menorquina Alicia Sintes, responsable de explicar en Palma la importancia del hallazgo, comunicado desde Washington en una rueda de prensa que se ha seguido en directo desde la sede de la universidad balear como un descubrimiento "fantástico".

El austríaco Husa -que lidera junto a Sintes este grupo de Baleares que colabora con LIGO- era el revisor en ese preciso momento, dentro de un "proceso largo" que consiste en que los equipos verifiquen que los algoritmos funcionan.

Tras ello, otro miembro del equipo de diez personas de la UIB, que se encontraba en uno de los laboratorios de LIGO en EEUU, Miquel Oliver, confirmaba que se trataba de una información astrofísica y no de una prueba entre los grupos investigadores.

Sintes ha destacado la importancia de este descubrimiento y de la participación del equipo investigador de la universidad española, ya que se trata de un triple descubrimiento: "por primera vez se detectan ondas gravitacionales en la Tierra, se observa un sistema compacto de agujeros negros, y la fusión de dos de ellos".

En el proyecto internacional LIGO participan 1.000 personas de universidades de 16 países, y entre todos se ha logrado redactar un artículo científico histórico que supone el comienzo de "una nueva era en astronomía, la astronomía gravitacional", ha afirmado Sintes.

Con ello se puede intentar comprender cómo se formaron los agujeros negros, cómo se comporta la materia en condiciones extremas, y permitirá realizar nuevos descubrimientos.

"No es ciencia ficción", ha aseverado la investigadora para intentar explicar el fenómeno de las ondas gravitacionales.

LIGO es un sistema de dos detectores idénticos construidos para detectar vibraciones increíblemente pequeñas generadas por el paso de las ondas gravitacionales, ubicados en Livingston (Louisiana) y en Hanford (Washington), a 3.000 kilómetros uno del otro.

Los detectores empezaron su primer periodo de observación en septiembre de 2015, y el día 14 de septiembre detectaron la onda gravitacional GW150914.

El evento confirma la predicción que hizo Albert Einstein sobre la existencia de las ondas gravitacionales en 1916, hace un siglo, y un año después de la publicación de su Teoría de la Relatividad