"Vivimos tan corto espacio de tiempo sobre este planeta que cada uno de nuestros pasos debe estar encaminado a construir más y más el espacio soñado de la utopía. Construyámoslo conjuntamente: es la única manera de hacerlo posible". El discurso que nunca leyó César Manrique y que tenia preparado para pronunciar coincidiendo con la celebración del Día Mundial del Turismo en Los Jameos del Agua el 27 de septiembre de 1992 encierra gran parte de todo lo que el artista quiso para su isla. Sin embargo, dos días antes el artista que cambió la historia de Lanzarote fallecía a los 73 años en un accidente de tráfico justo cuando se dirigía desde la Fundación César Manrique en Tahíche a su vivienda de Haría.
Porque Lanzarote no se entiende sin César ni Lanzarote sin Manrique. "Recuerdo que siendo niño era como una vergüenza al haber nacido en esta isla. Lanzarote era la cenicienta de las Islas Canarias", escribía en 1979 justo en un momento en el que empezó a mostrar su preocupación por el crecimiento desenfrenado de la isla. Temía que su sueño acabara en una auténtica pesadilla.
César, tras regresar de Nueva York en 1966, con el apoyo del por entonces presidente del Cabildo, José Ramírez Cerdá, su vicepresidente, Antonio Álvarez y un grupo de colaboradores, entre los que se encontraban Jesús Soto y Luis Morales, planificó una isla nueva. "Lanzarote era un escenario único y por eso tenía conmigo la responsabilidad y el compromiso de llevar a la práctica las obras que he realizado", escribía César en un artículo en LA PROVINCIA en 1979.
Se refería el artista a los denominados Centros de Arte, Cultura y Turismo: Cueva de los Verdes, Jameos del Agua, Montañas del Fuego, Monumento al Campesino, el Castillo de San José reconvertido en Museo Internacional de Arte Contemporáneo, Mirador del Río y Jardín de Cactus.
Era la utopía de César. "Lanzarote si ningún género de duda sería algo que nunca podrían imaginar, con una categoría única en el mundo, pudiendo construir una industria turística programada con cuidado y talento y no con la falta de miras y absoluta miopía de futuro, como en casi todos los sitios, ni traer turismo de perros calientes", era otra de sus reflexiones.
¿Y 25 años después de su fallecimiento se puede decir que su mensaje sobre la conservación del territorio y la industria turística sigue vigente". El director de la Fundación César Manrique (FCM), Fernando Gómez Aguilera lo tiene muy claro: "La obra de César Manrique está más viva que nunca. Sus análisis, diagnósticos y orientaciones sobre el turismo, el territorio y la función del arte tienen tanta vigencia como en el momento que los planteó, y son más necesarios aún. Pero, por desgracia, la realidad se ha distanciado cada vez más de su modelo y de su mensaje. Ha sido consecuencia de la ceguera y la insensibilidad con que se ha gobernado y se gobierna el territorio y el medio ambiente. Lo más dramático es que la situación empeora por momentos. El ejemplo más claro es la Ley del Suelo y su muleta, la Ley contra las Islas Verdes. El gobierno del territorio está en manos de pirómanos que idolatran la economía de casino. No es una opción política ni técnica, a estas alturas es una irresponsabilidad. La crisis ambiental planetaria no admite más errores sin grandes consecuencias. Las Islas, por su fragilidad, mucho menos", sentencia.
Para Gómez Aguilera el rumbo que ha seguido y sigue de manera acentuada la Lanzarote de los tres millones de turistas y creciendo no tiene nada que ver con lo que quería César. "El alcoholismo turístico de la mano de la barra libre de la Ley del Suelo es un despropósito monumental. Lanzarote ha perdido ya mucho tiempo en legislar límites al crecimiento turístico y profundizar en una ordenación del territorio y de la oferta turística que se centre en la calidad, la preservación de la singularidad y la apuesta por la excelencia real, no de maquillaje promocional. Para eso hay que frenar y decrecer en primera instancia, ya mismo. Y, a continuación, liderar un proyecto compartido y pactado de isla para el futuro que se reconozca en las raíces de su éxito contrastado. Y eso pasa por Manrique, por más Manrique", afirma el director de la FCM
Más optimista se muestra el presidente del Cabildo de Lanzarote, Pedro San Ginés, que aunque reconoce que ha habido cosas que podrían haberse hecho de otra forma durante estos últimos 25 años, "no es menos cierto que, de forma global, Lanzarote goza de un excelente estado de conservación, más aún si tenemos en cuenta que se trata de una isla eminentemente turística que recibe a más tres millones de personas al año. No podemos obviar, en ningún caso, que Lanzarote fue declarada Reserva de la Biosfera en el año 1993 y que la isla fue certificada en 2015 como primer destino turístico sostenible del mundo gracias a que el 90% de su litoral permanece libre de ocupación y a que más del 40% de su territorio disfruta de alguna figura de protección", recalca.
San Ginés destaca la labor emprendida por el Cabildo "para la conservación, el tratamiento y la gestión del agua; el profundo e innovador proceso de modernización del sistema de tratamiento de los residuos que generamos, en el que hemos invertido 21 de millones para situarnos a la vanguardia nacional, y el rediseño de nuestra planta de autoabastecimiento energético con el objetivo de reducir nuestra dependencia de las energías tradicionales a medio plazo. Son algunas cifras, indicadores, iniciativas y proyectos que sólo se pueden explicar desde la sensibilidad y el compromiso del Cabildo con el medio ambiente", indica.
Lo cierto es que César siempre defendió la necesidad de mantener una isla única. "Mi primer eslogan para Lanzarote no tenemos que copiar a nadie que vengan a copiarnos a nosotros", afirmaba.
