Un local para la discordia, a pesar de que el día de su inauguración atrajo todas las miradas. El diestro José Ortega Cano se sentó ayer por la mañana en el banquillo del juzgado de lo Mercantil número uno de Alicante para hacer frente a una demanda por impago, tras el abrupto cierre de la cafetería que explotaba en Benidorm hasta hace más de un año. Los demandantes le reclaman cerca de 20.000 euros que se quedaron sin pagar tras la clausura del local en abril de 2016. El torero se ha opuesto a la demanda y sostiene que no mantiene deuda alguna con los demandantes, ya que «se quedó todo pagado».

La presencia de Ortega Cano en el Palacio de Justicia alicantino despertó un gran revuelo entre los profesionales del derecho y algún que otro curioso que se acercó hasta allí. Una comisión judicial clausuró el restaurante, sito en la primera línea de la playa de Levante de Benidorm, en abril de 2016 por las deudas que el diestro mantenía con la propiedad del inmueble. Ortega Cano es propietario de varios negocios de restauración en toda España y la gestión del local de Benidorm estaba contratado a otra empresa.

Según ha podido saber este diario, la demandante es la mercantil Zerca Servicios de Ocio que reclama a Orteinión Espectáculos, de la que el diestro es administrador, un total de 20.000 euros que se quedaron a deber tras el cierre del negocio. Los demandantes aseguran que tras la clausura del local se quedaron impagadas varias cantidades y que ellos tuvieron que asumir esos gastos. El juicio quedó ayer visto para sentencia en el juzgado de lo mercantil número uno de Alicante, que es el órgano judicial competentes para resolver pleitos entre mercantiles.

A la salida de la vista oral, el torero se sentó con sus abogados en una cafetería cercana a donde se arrimaron numerosos curiosos que querían verle en persona. Preguntado por este diario, Ortega Cano eludió dar detalles sobre los motivos de la demanda y se limitó a decir que era por un asunto de sus negocios. El torero aprovechó para decir que «siempre es un placer venir a Alicante» y que el domingo recordó «a su buen amigo José Mari Manzanares al cumplirse tres años de su muerte».

El torero se hizo con las riendas del local, en la plaza del Torrejó, hace más de tres años, cuando todavía estaba en prisión por el accidente de tráfico con un fallecido. Antes de abrir el negocio, realizó una importante reforma que cambió por complejo la imagen del local. En 2015, cuando aún no había obtenido el tercer grado, aprovechó uno de sus permisos carcelarios para inaugurar por todo lo alto el bar, que se llenó de curiosos y atrajo a numerosos reporteros del corazón. También llegó a postularse para hacerse con la gestión de la Plaza de Toros de Benidorm.