Entras al supermercado y ahí está. Lo encontrarás también en pequeños comercios, en la calle, en todas partes. Es el espíritu navideño, o mejor dicho, para ti, la pesadilla de la Navidad. Guirnaldas, acebos, villancicos, turrones, árboles, luces… Hay gente que no soporta nada de esto y estas fechas suponen un verdadero quebradero de cabeza. ¿Cómo sobrevivir si eres el Grinch y detestas las navidades?

Lo primero es no intentar huir. Según la psicóloga general sanitaria Miriam Julián, la evasión no es la solución. “El escape ante lo que nos crea ansiedad nunca es aconsejable. Lo que hay que intentar es aceptarlo con naturalidad. Asimilar que es una estación más del año y tratar de darle la importancia que tú consideras que tiene, no la que los demás creen que tiene”, explica la experta.

Si la Navidad te estresa, no la celebres, o al menos, no en la medida de lo posible (la presión exterior es prácticamente ineludible). Nadie te puede obligar. “Si te agobia, explica lo que sientes. Expresa que no tienes la necesidad de hacer regalos, por ejemplo”, relata Julián. En su lugar, si recibes el reproche de tus seres queridos que, decepcionados, ven que llega el día 6 de enero y no obtienen nada por tu parte, responde que esa no es la opción que mejor te representa a la hora de mostrarles tu afecto. “Hay muchos días al año en los que puedes trasmitir ese cariño, y se puede hacer de mil maneras, no solo con regalos materiales”, explica la psicóloga valenciana.

El sentimiento “cascarrabias” en Navidad se puede dar por múltiples factores. “Lo ideal sería detectar el motivo y a partir de ahí, proponer soluciones o consejos”. En este sentido, puede que el rechazo a estas fechas señaladas se de por la muerte reciente de un familiar (y el consiguiente llamado síndrome de la silla vacía), por una experiencia o vivencia previa traumática, o, simplemente, por convicciones religiosas o políticas. “Cada año se adelanta más la ‘presencia’ de la Navidad. Son días de mucha falsedad en los que te ves obligado a mostrarte feliz aunque no lo estés”, resalta Julián.

El truco es aprender a controlar esos estados de ánimo y relativizar la presión social. “Puedes celebrar la Nochevieja, por ejemplo, a tu manera. Es una de las noches en la que parece que estás forzado a pasártelo bien. Puedes optar por quedarte en casa con un plan tranquilo con gente con la que estés a gusto”. En ningún caso recomienda quedarse en soledad. “Sobre todo la gente mayor que está sola o que ha perdido a su pareja no debería estar sola los días señalados. No hace falta hacer grandes fastos, pero sí contar con compañía”, destaca la psicóloga. “Si no quieres, no te tomes las uvas, pero mejor no estar solo”.

También se pueden hacer actividades que te produzcan placer (pero no concebidas como una huida). “Puedes leer, hacer deporte, un pequeño viaje, ir al spa…. Cualquier acción que en circunstancias normales suela producirte relax y desconexión”, añade Julián.

El alcohol no es una buena idea

Y en la línea de escapar de evasiones, el alcohol tampoco es una buena opción. Son fechas de muchas reuniones familiares y no siempre es fácil lidiar con ese cuñado con el que todas las nochebuenas acabas a gritos. El alcohol no te va a ayudar, al contrario. “Son días de muchas discusiones familiares. Estar falso y poner buena cara tampoco es buena idea, pero se pueden tomar pequeñas medidas para llevarlo mejor”.

Por ejemplo, apunta la experta, no sentarte al lado de personas con las que sabes que vas a tener un conflicto. En la misma línea, no pasarse con el alcohol, así como evitar temas peliagudos como política o fútbol.

Estas navidades, con el exarcebado consumismo siempre creciente, las elecciones catalanas y el Barça-Madrid, al Grinch no se lo han puesto fácil.