Un laboratorio espacial chino fuera de servicio, Tiangong-1, entrará en la atmósfera terrestre hoy a velocidades superiores a los 26.000 km/h, antes de desintegrarse en una bola de fuego celeste, tal y como anunciaron ayer las autoridades chinas. El módulo Tiangong-1 debería caer a la Tierra hoy, según la Oficina de Ingeniería Espacial Tripulada de China (CMSEO), lo que coincide aproximadamente con las proyecciones de la Agencia Espacial Europea (ESA).

Este laboratorio espacial abandonado pesa unas ocho toneladas pero no debería causar daños en su caída. China prometió por el contrario que ofrecerá un espectáculo «espléndido», similar a una lluvia de meteoritos.

Sin embargo, su ventana de entrada en la atmósfera sigue sujeta a variaciones, advirtió el pasado sábado la ESA. También se desconoce aún donde se esparcirán los restos: podrían caer en cualquier lugar entre las latitudes de 43 grados Norte y 43 grados Sur, es decir de Nueva Zelanda al medio oeste estadounidense. La probabilidad de que el laboratorio espacial alcance España en su reentrada en la atmósfera se ha reducido en más de cien veces, según los cálculos del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI).

Tiangong-1 fue puesto en órbita en septiembre de 2011 y estaba programado para hacer una entrada controlada en la atmósfera, pero dejó de funcionar en marzo de 2016 lo que generó preocupación por su «caída».

No obstante, la probabilidad de que un humano sea golpeado por un objeto espacial de más de 200 gramos es de una entre 700 millones. «La gente no tiene que preocuparse», aseguró la CMSEO. Estas naves espaciales «no se estrellan en la Tierra violentamente como en las películas de ciencia ficción, sino que se convierten en una espléndida (lluvia de meteoritos) y cruzan un cielo cubierto de estrellas en su camino a la Tierra», explicó.

El Tiangong-1 fue utilizado para realizar experimentos médicos. Este laboratorio era también considerado como una etapa preliminar en la construcción de una estación espacial china.

En 60 años de vuelos espaciales, se han producido unas 6.000 entradas no controladas en la atmósfera de grandes objetos fabricados por el hombre, y un único resto alcanzó a una persona, sin herirla, según el experto de la ESA Stijn Lemmens. El calor y la fricción cada vez más intensos provocarán que la estructura principal del laboratorio arda o estalle. Esta debería desintegrarse a una altitud de unos 80 km, según la agencia espacial china. La mayoría de fragmentos se disipará en el aire y una pequeña cantidad de restos caerá muy probablemente en el mar, que cubre más del 70% de la superficie de la Tierra.

El Tiangong-1 es el 50º mayor objeto fuera de control que cae en la Tierra desde 1957, considera Jonathan McDowell, astrónomo del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian en Estados Unidos. China invirtió miles de millones de dólares en la conquista del espacio para intentar ponerse al nivel de Europa y Estados Unidos. Este programa, coordinado por el ejército, se percibe en el país como un símbolo de su recuperada potencia. Pekín puso otro laboratorio, el Tiangong-2, en órbita en septiembre de 2016 y espera poder convertirlo en una estación espacial habitada en 2022, momento en que la estación espacial internacional habrá dejado de funcionar. China quiere también enviar una nave espacial en torno a Marte hacia 2020, antes de desplegar un vehículo teledirigido en el planeta rojo.