Sarah Lush, de Inglaterra, sufrió un duro choque que cambiará su vida para siempre cuando recibió una llamada desde el hospital alertándole de que su hijo Reece Murphy, de tan sólo 16 años, estaba ingresado con una sobredosis de éxtasis.

Los médicos fueron francos con ella: no había muchas posibilidades de que sobreviviese, y de hecho no lo hizo. La madre, aún en shock, quiso que al menos su muerte sirviese de ejemplo para otros jóvenes alertando de que el consumo de drogas no es "algo divertido".

"Nunca voy a escuchar su voz ni a sonreír de nuevo. Todo es surrealista en este momento", lamentaba en su publicación de Facebook a la vez que alertaba a padres y a jóvenes sobre los peligros de una droga 'de moda' como es el éxtasis.

Además, Lush ha abierto una campaña de donación en una página, para que cualquiera que quiera pueda ayudar a la familia a sufragar los gastos del funeral.