El amor romántico no ha muerto. Puede que el primer acto -el primer encuentro entre dos personas destinadas, o no, a amarse-, adopte ahora nuevas vías, pero solo para democratizarse. Y siempre quedarán las y los clásicos. «Summer loving had me a blast, summer loving happened so fast?», que cantaban Sandy y Danny en la introducción de Grease, evocando el maravilloso verano que habían pasado juntos y que sirve de punto de partida para la película.

Cuarenta años después del estreno de aquel musical, los jóvenes siguen en su particular búsqueda del tesoro. No se ha alterado este ideal: el aura de misticismo que rodea el amor permanece intacta. Pero los tiempos sí han cambiado, y si la tecnología va mayormente enfocada a reducir el esfuerzo humano en sus trabajos, la difícil tarea del ligar no se iba a librar de ello. Las aplicaciones móviles para encontrar pareja han irrumpido con fuerza como alternativa al derroche de valor que requiere el acercamiento en persona.

Un estudio de la Agencia SEO.eu, empresa valenciana de márketing digital, refleja este cambio a partir del análisis de los datos de búsqueda en Google. Las búsquedas de «Tinder», la aplicación de citas más popular del mercado, han aumentado vertiginosamente en el último trienio hasta doblar a las de «ligar». Por otro lado, «ligar en instagram» -que, aunque no es propiamente una aplicación de citas, su uso para ello, en especial entre los jóvenes, es muy habitual- el número de búsquedas ha ido aumentando cada año en alrededor de un 22 %, según el mismo estudio. De hecho, ya supera a «ligar en la playa», antaño un marco incomparable para el que muchos buscaban consejo en Google.

Según ha explicado la propia empresa Tinder a este periódico, en España hubo en 2017 más de 10.000 millones de «Swipes» (el movimiento de pantalla que realizan los usuarios de esta aplicación para elegir o rechazar una posible pareja).

«Con millones de usuarios de teléfonos inteligentes, España es uno de los mercados más grandes y más interesantes del mundo, y este número está creciendo rápidamente -aseguran a Levante-EMV fuentes de la compañía-. Los jóvenes españoles son los primeros ciudadanos del mundo con movilidad, lo cual es un factor importante en la razón por la cual la mayoría de los usuarios de Tinder provienen de un grupo demográfico más joven». Sobre la base de sus datos, Tinder ha descubierto que un factor importante que contribuye a determinar qué porcentaje de personas en un lugar utilizan Tinder es su nivel de educación. «Esto a menudo hace que sea más probable que un usuario sea, entre otras cosas, un joven profesional con una carrera dedicada a buscar nuevas y diferentes formas de hacer conexiones», añaden. «Tinder es ideal para los millennials porque encaja en su estilo de vida», afirman también.

Por esta razón la aplicación se presentó al principio a los estudiantes universitarios. «Sabíamos que si ellos, las personas más sociables, podían encontrar valor en Tinder, entonces podría cambiar la forma en que todas las personas se encuentran y tienen una cita en todo el mundo».

A pesar de los recelos que aún pueden encontrar estas aplicaciones para móviles, los datos se esfuerzan en demostrar su idoneidad. Ya en 2013, investigadores de las universidades de Harvard y Chicago publicaron un estudio que indicaba que las relaciones surgidas de Internet acababan en fracaso en menos ocasiones. La Universidad de Stanford, por su lado, señalaba que la calidad de estas relaciones era ligeramente superior a las tradicionales. Y, contra lo que cabría esperar, los usuarios de estas apps suelen plasmar en sus identidades virtuales cómo son realmente: investigadores del mismo colegio mayor de Stanford publicaron en junio un artículo que destacaba que dos tercios de los usuarios no mentían ni en sus conversaciones ni al adornar su perfil.