Las ha puesto de moda Rosalía. Las rosas. El rosa. El rosa Dior. El rosa Balenciaga. El rosa Palomo. El rosa Escoté. El rosa Montesinos. Los volanteríos. Los guiños folkltrap. Todo. Porque Rosalía pone de moda todo lo que toca, todo lo que dice, lo que se pone, lo que canta, lo que baila, lo que hace y hasta lo que no (¡Rosalía, guapa, que soy Pedro!). Así que hace bien Francis Montesinos en autoreivindicarse desde València y bautizar su colección para esta temporada "Esa media docena de rosas" y presentarla, en pequeño, para su público, en su tienda de l´Eixample, en su espacio.

Sin embargo, no las hubo apenas. Rosas. Volanteríos. Exceso. El diseñador se mostró más contenido, en color, en líneas, en volúmenes (son malos tiempos para la lírica y esto tampoco es Cibeles). Abrió el desfile Sara de Antonio y una serie de novedosos -y acertados- tejidos rústicos, tipo arpillera, desflecados, en pichis, ponchos y faldas masculinas (el saragüell) combinada con denim y, claro, punto o croché, unas faldas texturizadas y, eso sí, unas cuantas camisas de chico estampadas en lunares o dibujos versacianos que habrían hecho las delicias del Madrid ardiente de Paco León y su troupe.

Otra serie más "bizantina" con brocados, pieles en los ribetes, terciopelo o lamé dorado y, finalmente, rosas-morados-malvas en tie-dye o rosa capote en los forros vistos de un vestido-abrigo. Negro con transparencias y brillos para la noche y una selección de "grandes éxitos" (vestidos sinuosos de punto, gasas al vuelo, faldas al biés, etc). Modelos twins (por parejas) y cierre nupcial. El público -entre el que se encontraba el coreógrafo Nacho Duato- encantado. Es incondicional. Las rosas de Rosalía pinchan (malamente?).