Llega el viernes y nuestro estado de euforia va 'in crescendo' a medida que se acerca el fin de tu jornada laboral. Llega el esperado fin de semana y por fin podremos dedicar el tiempo a disfrutar de nuestras aficiones. Pero, ¡oh horror!, sin prácticamente darnos cuenta el fin de semana llega a su epílogo y nos encontramos de nuevo inmersos en plena rutina laboral.

Si eres de los que sufren viendo lo rápido que pasan el sábado y el domingo, debes saber que no todo está perdido. Y es que es posible engañar a nuestro cerebro para conseguir que los fines de semana nos cundan más y parezcan más largos.

Eso al menos es lo que asegura el neurocientífico David Eagleman en su libro 'El cerebro: una historia sobre ti', que plantea el factor clave para que el sábado y el domingo se nos hagan más largos y nos dejen más satisfechos. La solución pasa, según este profesor norteamericano de la Universidad de Stanford, por innovar, por buscar la novedad.

¿Cómo? Eagleman considera que la mejor receta para estirar el tiempo de ocio del que disfrutamos durante los fines de semana pasa por salirnos de la rutina y buscar nuevas experiencias, hacer cosas nuevas y huir de lo que es habitual.

El neurocientífico estadounidense lo explica de forma sencilla. Cuando realizamos acciones que no nos son familiares, nuestro cerebro se dedica a procesar todos los datos que le van llegando y a los que no está habituado. Al tratarse de una novedad, nuestro cerebro procesa esta información de forma más detallada, lo que provoca que al recordar esta experiencia lo hagamos de una forma más intensa, dándonos la sensación de que hemos estado haciendo una determinada actividad durante más tiempo de lo que es en realidad.

Cuando somos pequeños, todo nos parece una novedad, por lo que nuestro cerebro trabaja a destajo para procesar la gran cantidad de experiencias que se van acumulando. No es extraño, entonces, que los veranos de nuestra infancia nos parezcan los más largos y provechosos que hemos vividos jamás, o que un curso escolar nos parezca una vida entera.

De la misma manera, si aplicamos esta teoría al revés, ocurrirá lo contrario. En este sentido, debemos saber que si somos de hábitos fijos y cuando llega el fin de semana realizamos siempre la misma rutina, nuestro cerebro terminará por 'acomodarse' y optará por desechar gran parte de los detalles de lo que hagamos, por lo que cuando llegue el lunes nos dará la sensación de que el fin de semana 'ha volado' sin que prácticamente nos haya dado tiempo a hacer nada.

De esta forma, conseguir 'estirar' el fin de semana y que nos resulte más largo pasa por buscar nuevas experiencias que nos diviertan y emocionen y que consigan que nuestro cerebro procese más detalles.

Lo explica la psicóloga Claudia Hammond en su libro 'Tiempo deformado'. Si variamos nuestra rutina por nuevas experiencias y nos divertimos más, la percepción que tendremos inicialmente es que el tiempo vuela, pero paradójicamente, si más adelante recordamos lo vivido la sensación que tendremos es que hicimos muchas cosas y de que duraron mucho tiempo. De esta forma, al recordarlo el lunes el fin de semana nos habrá parecido más largo de lo que en realidad ha sido. En todo caso, que nadie se engañe, el sábado y el domingo seguirán teniendo 48 horas.