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Primer policía con una prótesis biónica

"No perdí una pierna, la vida me dio otra oportunidad"

Rafael Prieto gana una batalla contra el Ministerio para que la readmitan en la Policía Nacional tras sufrir una amputación

Hay historias de superación que llegan a los corazones de la gente. Personas empeñadas en aferrarse a lo que consideran lo más bonito de la vida, la felicidad. Más allá de los problemas del día a día o de lo que muchos considerarían como una desgracia, el ser humano puede llegar a reinventarse de una manera asombrosa.

Algo así le sucedió a Rafael Prieto. Este joven cordobés de 31 años llevaba una década en la Policía Nacional cuando la vida embistió de pleno y le dio una bofetada. La noche del 29 de septiembre de 2015 todo cambió, aunque a través de sus ojos, nunca para peor.

Un accidente de moto le envió directo a la UCI, donde 6 días después de un coma inducido despertó vivo, pero con una pierna menos. "Del día del accidente lo único que recuerdo es ir con la moto a buscar a mi novia para cenar y salirme en una recta. Lo siguiente fue la habitación del hospital", dice Prieto. "Desperté y claramente notaba que movía mis pies, hasta que vi que algo no iba bien y levanté la sábana. Me habían cortado la pierna", recuerda.

Los médicos se lo dejaron muy claro: "Te hemos salvado la vida", y fue entonces cuando Prieto supo que todo aquello no era más que una segunda ronda, una oportunidad. "Pensé que lo único que podía hacer era salir y luchar, que gracias a Dios seguía vivo y que lo primero era recuperarme y volver al trabajo", concreta con el animo del que lleva tiempo ganando batallas, aunque no sin esfuerzo.

Porque más allá de la lucha contra su propio cuerpo, Prieto se daría cuenta poco después de que había otras guerras que librar. "Según salí supe que no quería una prótesis normal, quería lo mejor. Vi que había una biónica que costaba 60.000 euros. Me daba igual hipotecarme. Aunque mi novia me recomendó que pidiera ayuda para obtener el dinero", cuenta.

Sus compañeros de la Policía fueron los que hicieron que en 8 meses Prieto tuviera su pierna de última generación. "Hubo un movimiento solidario, hicimos camisetas, mis compañeros daban cursos de todo tipo". Primera batalla ganada. Aunque quedaba la más complicada.

Tras un año de baja, el policía solicitó su reincorporación al cuerpo. "Fui andando, con mis muletas, y se decidió que volvería en segunda actividad y se haría una revisión 12 meses después", explica. "Al pasar el año tuve que pedir yo esa revisión, ya que no me llamaban, y decidieron que lo mejor era jubilarme. Ahí empieza la verdadera batalla", relata.

Porque Prieto no iba a permitir que, tras dos años del accidente, año y medio de rehabilitación para hacerse a su increíble prótesis y una vocación que venía desde que hiciera la Selectividad, su vida laboral acabara. "Me dijeron que no servía para ser policía pero que sí podía trabajar en cualquier otra cosa. ¡Cómo es eso posible! Fue un jarro de agua fría, pero no me hundí. ¡Cómo van a decirme lo que puedo o no puedo hacer! En vez de venirme abajo le eché más huevos".

Repercusión mediática

Según el cordobés, el tribunal que le reconoció en la segunda revisión "no me vio ni cinco minutos. No te preguntan nada, no tienen empatía. Cuando les dije que quería volver al trabajo se rieron con sarcasmo", asegura. Unos días después, tuvo que acudir a devolver la placa. "Fue ahí cuando peor lo he pasado. Más que cuando me di cuenta de que me faltaba la pierna. Es duro que te digan que ya no vales, me daba igual seguir cobrando un sueldo", reconoce.

Y aunque a muchas personas la situación les destrozaría, Prieto volvió a reunir fuerzas para seguir luchando. Tras poner una denuncia para que le readmitieran, en un proceso que fue de juzgado en juzgado hasta llegar a la Audiencia Nacional, una semana antes del juicio, un amigo le recomendó hacer uso de la plataforma CHANGE.org. "Me dijo que desde esa web podía dar repercusión mediática a mi caso", comenta el joven.

Una semana después, el 18 de octubre, mismo día en que se celebró la vista, Prieto ya tenía más de 100.000 firmas en apoyo a su causa. "Dos días antes me llamó una chica de la plataforma para darme unos consejos y actualizar la petición. Las firmas subieron muchísimo, pero ni siquiera hizo falta llevarlas al juzgado", señala.

Durante el juicio, los informes médicos y forenses y la propia presencia del joven lo hicieron todo. "Confío en que los juzgados no se ven influenciados por la presión mediática. Era evidente que podía trabajar sin problemas".

Con el apoyo de todos su familiares y amigos, Prieto consiguió lo que más quería desde que volviera a nacer en 2015, seguir siendo el policía de siempre. "Me han dicho que puede que antes de que acabe el año vuelva a ejercer, pero supongo que será después de las fiestas", dice emocionado y a la espera de conocer su nuevo destino. "Me gustaría estar en mi Córdoba y he pedido que sea en prensa, dando charlas en colegios, en participación ciudadana aunque yo siempre estuve en la calle, ahora es lógico que no".

Prieto se ha convertido, además de en el primer policía nacional de España con una pierna biónica, en un ejemplo para muchas personas que pasan por situaciones similares. "Cada persona es un mundo, pero a la gente que le pasa algo así le diría que aproveche, que la vida es muy bonita y que no siempre da otra oportunidad".

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