Los temporales de invierno a menudo son confundidos con las olas de frío invernal intensas y no son lo mismo. A menudo los temporales de invierno que dan nevadas en cotas relativamente bajas (200 metros), con vientos y temporales de lluvia especialmente en la fachada cantábrica están asociados con bajas profundas, asociadas con advecciones de aire polar marítimo, vientos del norte y norte- oeste que no vienen directamente del polo norte, tal como está sucediendo a finales de enero del 2019, con temperaturas más bajas de lo normal pero no excepcionales.

En cambio las olas de aire frío invernales severas implican temperaturas mucho más bajas de lo normal, son advecciones del noreste, y no siempre provocan nevadas en cotas bajas, a menudo están asociadas con tiempo seco, como es el caso de buena parte de la ola de frío de febrero de 1956. No obstante cuando tenemos una ola de aire frío con aire polar continental si la depresión causante de la advección fría se acerca o nos envía vientos marítimos las nevadas pueden ser intensas en zonas propicias a nivel del mar, como son las islas Baleares, la costa mediterránea y en menor medida la costa cantábrica.

Los temporales de invierno son mucho más frecuentes que las olas de frío intensas y debemos diferenciarlas sobre todo para que la población sepa cómo reaccionar a cada situación atmosférica.

A menudo los temporales de nieve que acumulan más nieve en cotas medias y altas en las cordilleras están asociados a temporales de invierno, especialmente en la cara norte de los Pirineos, del Sistema Central y de la Cordillera Cantábrica, debemos tener en cuenta que como la masa de aire es más cálida puede precipitar con más cantidad que con masas de aire más frías.