Qué es capaz de hacer una persona por dinero? Desde las peores opciones: crímenes, atracos y otras prácticas delictivas; hasta las más domésticas: casamientos, divorcios y no divorcios condicionados por las cuentas corrientes; familias que no se hablan por herencias, y lo más habitual: trabajar y trabajar, aunque no todos los empleos son iguales.

Concursar en realities está muy bien remunerado, pero tiene algunos inconvenientes. ¿Irían ustedes a «Supervivientes» por 80.000 euros a la semana? En realidad es una pregunta retórica porque solo podrían preguntárselo si fueran Isabel Pantoja, Y, por supuesto, solo hay una. Como dice Jorge Javier Vázquez, no nos damos cuenta de la magnitud del fenómeno, lo vemos «con naturalidad cuando televisivamente es un hecho histórico sin precedentes».

La folklórica llegará a la final porque es una mina de oro, un personaje que da ella solita para una serie de Netflix como «The Crown», con varias actrices interpretándola en distintas etapas de su vida. La primera temporada se desarrollaría en los ochenta, cuando conoció a Paquirri, el cortejo, la boda, el hijo y la muerte en la enfermería de Pozoblanco que la convirtió en 'La viuda de España' - y en una lección de vulneración del derecho a la intimidad en la carrera de Periodismo. Esa historia de amor con «Marinero de Luces» de fondo que contó en la isla y que cabreó a Francisco Rivera Ordóñez, pensando en sus capotes en Cantora, al ser preguntado por Susanna Griso en «Espejo Público», en la competencia.

La segunda temporada transcurriría en los 90 cuando se atrevió con el cine en «Yo soy esa» con José Coronado y «El día que nací yo». Siempre mucho 'yo'. Cuando en las portadas de las revistas disfrutaba en la playa con María del Monte. En la tercera, compartiría protagonismo con Julián Muñoz, que dejó a Mayte Zaldívar por ella. El trío se sentó en el banquillo por el caso Malaya y la tonadillera pasó 485 días en prisión. Lujo, juicio y drama carcelario.

La última sería su renacimiento televisivo firmando un suculento contrato con Mediaset, con sus hijos ya convertidos en star system de la cadena. Los tiempos cambian, el móvil nos espía, las series nos llegan por streaming, pero La Pantoja sigue hipnotizando mientras confiesa a J.J., como si no la oyera nadie más, que lo está pasando mal porque estar allí le recuerda su paso por la cárcel -«donde yo no elegí estar»- porque no tiene control sobre su vida y no está con los suyos: 35,7 por ciento de cuota de pantalla, 3.697.000 de espectadores de media, más de 7,4 millones de contactos, solo el jueves. Si no existiera, no sé si algún guionista habría sido capaz de inventársela.